100. Conanbatt: El patriarca
- 1:50:44
- Fri Dec 19 2025
- Temporada inal • Ep. pisode
- Tecnología Informal
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En este, el último episodio de la saga Conanbatt, titulado El Patriarca, hablamos de paternidad, demografía y la grieta real de la sociedad moderna. No hombres contra mujeres, sino padres contra no padres. Cómo una sociedad pensada por adultos sin hijos ignora los costos reales de criar, sostener y reproducir una comunidad, y por qué eso ya está teniendo consecuencias visibles. Gabriel recorre cómo la experiencia de tener hijos cambia de manera irreversible la forma de ver la política, la cultura y muchas de las discusiones públicas actuales. Hablamos de una sociedad cada vez más adultocéntrica, de ciudades hostiles para la infancia, de inseguridad, desconfianza y del trabajo invisible que recae sobre quienes sí asumen la responsabilidad de ser padres. Un episodio largo, incómodo y sin concesiones. Una reflexión sobre paternidad, responsabilidad y los costos invisibles de una sociedad que desalienta tener hijos mientras depende de ellos para existir. El cierre definitivo de Tecnología Informal. 🔗 Encontrá todas nuestras búsquedas abiertas en silver.dev/jobs 🎓 Prepará tus entrevistas con Interview Ready en ready.silver.dev #TecnologíaInformal #ElPatriarca #Paternidad #Demografía #Sociedad #Familia #SilverDev
El colapso civilizacional por este tema es prácticamente inevitable, toda la sociedad va a ser más pobre porque va a haber menos que consumir, que muestra que los trabajadores que más plata hacen en el mercado son los padres.
Córtenla con eso de que tengo que tener plata para tener hijos, no, lo que tenés que tener es juventud y energía, que literalmente violan el convenio de Ginebra.
Bienvenidos a otro episodio especial de Tecnología Informal, y si dijese que hay especiales, hay especiales especiales. Este es el episodio más único de todos los que hay, porque cumplimos los 100 episodios con este episodio. Es un hito realmente, después de 4 años de trabajar en el podcast. Yo lo empecé en diciembre de 2021 con la primera tirada de los primeros 8 episodios, que los grabé en muy poquito tiempo. Y bueno, eso fue 2021 y estamos en diciembre de 2025, así que han pasado realmente 4 años de muchísima producción, de muchísima evolución.
Algo que no conté nunca en el podcast, por muchas razones que van a ser obvias cuando lo explique, pero hay algo muy especial en el episodio 100. Cuando yo era chico descubrí que tengo un poder interno, una capacidad de hacer algo, que es crear contratos conmigo mismo. Lo descubrí en mi pre-adolescencia: puedo decirme, si hacés esto, yo te doy algo a cambio. Hago un contrato con mi alma, con mi corazón, y digo, dame la fuerza para hacerlo, y yo cumplo el contrato conmigo mismo, y puedo hacer, entre comillas, cualquier cosa.
Cuando empecé a hacer el podcast hice los primeros 8, son un desastre. De hecho, Iván ahora puso en los primeros 8: "por favor no los escuches, son una cagada". Pero me di cuenta cuando hice 8 que esto iba a ser contenido de grabarse, de escribir el contenido, de iterar, de publicarlo, de hacerle los thumbnails, de hacerle el texto, de pensarlo, de regrabarlo, de hacer todo eso. Es un laburo de la puta madre, y encima no reditúa mucho muy rápido, toma realmente mucho tiempo. Y dije, no, esto es un montón, yo tengo mil cosas para hacer.
Y bueno, me hice un contrato conmigo mismo y dije, bueno, ¿sabés qué? Dios, alma, dame 100 episodios, dame la energía para hacer 100 episodios, y yo los voy a cumplir, y ya está, no puedo hacer más, ¿no? Entonces me comprometí a hacer 100 episodios, y no puedo hacer ninguno más, so pena de muerte divina, me va a pegar un rayo si yo grabo el episodio 101. Dios me tira un rayo, me muero instantáneamente, es imposible, es biológicamente imposible que yo grabe otro episodio. Por lo que este episodio es el último episodio de Tecnología Informal para siempre, no existe otro episodio de Tecnología Informal.
Obviamente puede que haga más entrevistas y haga cortos y haga algunos shorts en algún momento, pero el podcast como lo conocemos se termina hoy, hoy se acaba.
Este episodio es especial también porque viene con una dedicatoria que se viene gestando hace bastante tiempo, y quería ser muy oportuno en la dedicatoria, no quería hacerlo antes de tiempo. Este episodio está dedicado al escapista de la Matrix, a mi segundo hijo recién nacido, Atlas Benmergui. Vengo tirando pistas de esto hace tiempo, de que estaba por tener un hijo llamado Atlas, pero bueno, ya ocurrió, es sano, es grande, es gordo, es hermoso, y bueno, todavía no nos conocemos, es un bebé de un mes, no tiene mucha personalidad, muy poquitas cosas, pero yo sé que nos vamos a conocer, y que bueno, me vas a acompañar, yo te voy a acompañar el resto de toda mi vida, y bueno, vos vas a acompañarme a mí, y acompañar a tu hermana por el resto de tu vida.
Con esta experiencia de padre, bueno, según padre segundizo, me dio un gran pie para hablar de un tema del que me encanta hablar en general, que es ser padre. Y ahora soy padre senior, tengo dos, tengo realmente mucho para compartir, así que vamos a hablar sobre ser padre. Este episodio es sobre esto.
El problema demográfico: la crisis existencial de la humanidad
Y tiene mucho que ver con nuestra industria, porque hay una frase de Sam Altman que me gustó mucho. Realmente hay muchas cosas que no me gustan de Sam Altman, pero lo cito mucho porque tiene ideas muy interesantes, y una es pensar siempre en cuál es el problema más grande que tenés que resolver. Obviamente hay problemas mucho más titánicos de los que sabemos y deberíamos trabajar, pero está bueno pensar en cuál es el problema más grande, qué es lo que más aqueja a la sociedad, a lo que vos veas, a tu ambiente, tu trabajo, tu disciplina, pero cuál es el problema más grande en el que podés trabajar. Es un lindo ejercicio pensar cuál es el problema número uno de la humanidad.
Yo lo voy a decir sin pelos en la lengua: yo creo que el problema número uno de la raza humana, el desafío existencial que tiene la raza humana, es la tasa de fertilidad. No es ni el cambio climático, ni las guerras, ni la economía, ni la inestabilidad política, ni que la democracia se caiga, ni la inmigración, nada tiene que ver. Todo eso son gotitas en un océano de problemas que es el colapso mundial demográfico que estamos viviendo.
Para dar una idea de qué tan grande es este problema, me pongo con ChatGPT y le pregunto: suponete que con la población mundial de hoy tuviésemos la tasa de fertilidad de 1950, estamos hablando de hace menos de 100 años, que además había tenido la Segunda Guerra Mundial recién. O sea, en un mundo donde el nazismo torturaba gente, ¿cuál era la tasa de fertilidad? Mucho mayor que la de ahora. Y dice que ahora en el mundo más o menos nacen 130 millones de personas anualmente, pero si tuviésemos la fertilidad de 1950 tendríamos el doble. O sea, hay 130 millones de bebés que no nacen, de personas que no nacen por la caída de la tasa de fertilidad.
En términos de almas, la caída de la fertilidad en uno o dos años es más que la suma de todos los muertos de todas las guerras de la Primera Guerra Mundial hasta hoy. O sea, la caída, entre comillas, costo de oportunidad de almas ha sido mucho más grande que todas las pérdidas por hambre y por guerras de los últimos 100 años. Es realmente una gran crisis de la humanidad, es muy grande este problema, no es chiquito.
En casos extremos, esto pasa en todo el año, pero países lo sufren más que otros, y hay un caso extremo ahora que es el de Corea del Sur, que el colapso es tan, pero tan vertiginoso, que dicen que si la tasa de fertilidad de esta generación se repite dos veces más, o sea, en sus hijos y sus nietos, en dos generaciones deja de existir Corea del Sur y la población se colapsa a, tipo, dos millones de personas. Explota el país, desaparece el país. Es realmente una crisis existencial.
Japón siempre fue pionero en hablar de esto porque ellos vienen con problemas de fertilidad desde 1980. ¿Y qué se ve en su sociedad? Es una sociedad muy ordenada, que tiene crecimiento de PBI per cápita, pero su PBI en proporción al mundo se quedó quieto y fue perdiendo relevancia. Tiene poder cultural, pero poder económico va perdiendo relevancia con el tiempo, y empezó a tener muchos problemas sociales: una población que se envejece, que tiene que trabajar cada vez más, que tiene menos chicos que mantengan la sociedad como activa, como creciente, como pujante.
Ahora, yo no soy el único que piensa que la crisis demográfica es el problema número uno de la humanidad. Tenemos al más grande emprendedor de, por ahí, de la historia, pero seguro de esta generación, que es Elon Musk, que dice: "el colapso civilizacional por este tema es prácticamente inevitable". O sea, podemos tratar de revertirlo ahora, y aún si lo logramos, igual vamos a pagar un gran costo civilizatorio. Él dice que esto ya pasó antes, que las grandes sociedades como el Imperio Romano cayeron en gran parte por el colapso demográfico, no por inestabilidad política. Bueno, después tenés a Ray Dalio que dice que es por la deuda, pero si vos ves, hay una narrativa de que el colapso demográfico es parte de una decadencia de una sociedad.
Los problemas demográficos son realmente graves porque el feedback loop es muy largo. Cuando te das cuenta que está el problema, cuando ves que hay menos bebés, arreglarlo capaz te toma 5 años, y esos 5 años no los podés recuperar con nada. Y esa generación, la generación de mi hija, que tiene la mitad de bebés que la generación de hace 20 años, no tiene arreglo. Lo demográfico es como un futuro inevitable. No se puede evitar ese problema. Es como el destino, ¿no? Ya pasó, el error ya pasó y todavía no estamos pagando las consecuencias de eso.
¿Qué le va a pasar a mi hija Luna? Va a tener la mitad de pool de amigos. Va a tener mucho menos, la cantidad de gente con la que podría amigarse, tener parejas, colegas de trabajo, va a ser mucho más chica y además va a ser mucho más gerontocrática. El promedio de edad de los lugares donde ella entre a trabajar o participar va a ser mucho más alto que el que tuve yo y que el que tuvo la generación anterior. Y eso va a cambiar toda su experiencia, todas sus responsabilidades, su potencial de crecimiento.
Hay muchos que piensan que no es tan terrible. El mundo moderno anda muy bien, somos muy productivos, no va a faltar comida, no vamos a entrar en una crisis económica de subsistencia, piensan algunos. Yo no estoy tan seguro, pero hay una lógica de eso. No es lo mismo un colapso demográfico hace 500 años, donde por ahí se acababa la comida porque nadie podía trabajar el campo. Pero si tenés menos chicos, el sistema por ahí se va a corregir un poco. Por ejemplo, toda la sociedad gasta el 5% del PBI en escuelas públicas, en salud, en cosas para los chicos. Si tenés menos chicos, hay más plata para gastar por chico. Entonces tener hijos se vuelve cada vez más ventajoso, porque hay menos competencia, porque les va a ir mejor, porque van a pasar esas cosas. Hay una sensación de que por ahí es malo esto, pero se va a autorregular.
Pero yo creo que ese pensamiento subestima los riesgos de un sistema donde la pirámide poblacional se invierte. Todo sistema económico y social opera de manera orgánica, emergente, con la presunción de que siempre hay un crecimiento de la cantidad de gente que hay. El sistema no está probado para ver qué pasa cuando cada vez tenés menos clientes, o cada vez tenés menos población. ¿Cómo van a ser las dinámicas como esas?
Voy a dar un ejemplo de esto. El más obvio que todos hablan del colapso demográfico es las jubilaciones. Las jubilaciones nunca fueron un sistema sostenible por varios conceptos, pero ponele que... Siempre les gusta hablar de esto, ¿no? Si tenés un colapso demográfico con un sistema jubilatorio donde los activos pagan por los pasivos, bueno, si después tenés un activo por cada pasivo, no alcanza la plata su contribución para mantener a la generación anterior. Yo estoy muy en contra de las jubilaciones por mil razones, pero hay una sensación de que cuando colapsa la demográfica no puede existir este sistema. Ese es un problema que tiene Japón, por ejemplo. El sistema público de Japón te paga 400 dólares por mes porque ya tiene problemas de sustentabilidad. Es un problema social muy grave y por eso en Japón, por ejemplo, la gente trabaja hasta los 80 años. Mucho más del 65 que te dicen acá.
Esto ocurre... Vos podrías decir que la jubilación es una decisión estatal, gubernamental, se puede cambiar con política, pero bueno, es un poquito artificial, pero esto pasa en lo privado también, este desajuste demográfico y poblacional. Por ejemplo, si la generación de Luna tiene la mitad de chicos que la generación anterior, ¿qué pasa con el sistema educativo? La escuela a la que va mi hija, históricamente tenía problemas de cupos, o sea, se anotaba más gente de la que podía entrar y entonces había que armar un poquito de application, hacer chapas, lucir bien para que te dejen entrar. Bueno, desde que entra Luna nunca hay problemas, no llenan el cupo. ¿Por qué? Porque el pool de gente que quiere ir se achicó, se achicó mucho. Y se viene una era donde los chicos son la mitad y por lo tanto necesitás la mitad de la cantidad de escuelas. Y si necesitás la mitad de la cantidad de escuelas, necesitás la mitad de cantidad de maestros.
En Argentina vivimos una época en que en 20 años se triplicó la cantidad de maestros y ahora se corta la mitad de la cantidad de chicos. Estamos hablando de un millón y medio de docentes, más o menos, que se van a quedar sin trabajo. Se van a quedar sin trabajo o van a hacer un plan estatal donde van a ser maestros con tres chicos en el aula. Y esta ola, la ola de la generación de Luna, que son menos, empieza con el jardín, sigue con la primaria, sigue con la secundaria y sigue con la universidad. La UBA, la UADE, el San Andrés, todas esas universidades no pueden cambiar que la generación de Luna es la mitad de tamaño que la anterior. No hay vuelta que darle, no se puede arreglar. Tienen que importar gente, es la única manera que pueden mantener la cantidad de alumnos que tienen. O sea que si sos la universidad, ya sabés que se te viene una tormenta dentro de 15 años y no podés hacer nada al respecto. Eso es lo brutal de los problemas demográficos.
Y eso es el tema de la escuela. ¿Cuántos negocios dependen de las escuelas? Las librerías, que dependen de las escuelas, y después los salones de fiestas, y después los salones de cumpleaños, y después los programas de televisión, y después todo lo que va acompañando el consumo de cada generación, va a darse cuenta que tiene la mitad de clientes. Y después van a colapsar esos negocios. O sea, van a tener muchísimos menos clientes y empieza como una dinámica donde todo empieza un proceso de decrecimiento.
Y no sólo pasa esto, que los negocios que atienden a los chicos van a sufrir. Eso va a pasar cuando la generación de Luna se vuelva la generación productiva, la de entrar al espacio de trabajo. Va a haber la mitad de la gente que produce. O sea que van a ser salarios más altos para mucho menos producción. Entonces toda la sociedad va a ser más pobre porque va a haber menos que consumir. Va a haber mucho menos que consumir porque se va a producir menos. Obviamente podrías taparlo con muchísima suba de productividad que viene de allá y produce todo eso, pero en términos generales debería haber mucho menos suministro. Por lo tanto los precios van a subir mucho. Y no es un proceso de inflación, es un proceso de oferta y demanda.
Y después tenés un problema final, que puede traer muerte y destrucción. Porque vos en los sistemas, tenés sistemas que se autorregulan, ¿no? Cuando tenés hambre dejás de comer, cuando tenés mucha sed tomás agua y te vas regulando. Pero hay sistemas que entran en un feedback loop negativo, o positivo algunos, donde algo genera una reacción que genera lo primero que genera la reacción y eso genera un proceso que no se puede cortar porque si no llegás a una conclusión inevitable. ¿Y cuál es el problema final que puede tener un colapso demográfico? ¿Cuál es el problema donde hay un feedback negativo? Es el imbalance político.
Porque ahora va a venir una generación que va a estar muy subrepresentada. Cuando la generación de Luna llegue a los 16 años acá en Argentina, pero a los 18 cuando sea la generación que vota, ¿qué va a pasar con un sistema jubilatorio? Va a ser una población muy chica, que es la generación de Luna, que va a decir "yo no quiero pagar jubilaciones que no voy a cobrar", versus una población tres o cuatro veces más grande que va a votar a favor de subir las jubilaciones. Y ese problema no se arregla con menos chicos. Es más, hace que tener un chico sea más difícil, o sea, menos sustentable, sea más caro. Y entonces se generan menos chicos y entonces se genera más imbalance político. Y eso pasa a través de todo el espectro. Todas las representaciones políticas se van agravando.
En gran parte los millennials dicen en Estados Unidos que ya vivieron este proceso, y donde el sistema ha favorecido al boomer que tiene propiedades, que tiene acciones, en contra de la empleabilidad o el acceso al trabajo de la generación millennial. En Argentina no se vivió de la misma manera, pero en Estados Unidos la generación millennial, por la crisis del 2008, sufrió 4 años de recesión que atrasó los ingresos de toda esa generación, porque la reacción a la recesión fue imprimir para sostener los activos. Y eso le combinó a los boomers y no le combinó a la gente que estaba entrando al mercado laboral. Entonces hay una narrativa general de que este imbalance demográfico genera una fagocitación de una parte de la sociedad a la otra, y que esa fagocitación genera el mismo problema otra vez. Esta generación millennial ahora se va a volver la generación boomer y tiene mucho menos chicos y va a ser lo mismo la generación siguiente.
Yo creo que hay señales de que esto está pasando, más allá que es una conceptualización que puede estar correcta o incorrecta, pero hay cosas que están dando indicación de que esta es la dirección política de las cosas. Y yo creo que el caso idóneo de esto es el manejo de la pandemia. A nivel global, la pandemia, ¿cómo se manejó? Era una enfermedad que se sabía que no afectaba a los chicos, pero los políticos son toda gente de 70 años, y la decisión general fue cerrar las escuelas. Y ese fue un caso muy claro de representar a la gente grande sobre los chicos que no votan, que no tienen poder político, que no son representados. Ese fue un caso donde, ¿cuáles son las métricas o las estadísticas que salieron después? Una suba de depresión, retraso escolar, retraso madurativo, retraso cognitivo en una generación que es la de Luna, y en realidad no es la de Luna en particular, sino el que estaba en la secundaria o primaria en la época de la pandemia. Y ellos fueron fagocitados por una gerontocracia que dijo, este virus me puede matar a mí, a ellos no, pero mi vida vale más que la de ellos. Y esos son los problemas políticos de un desbalance demográfico que el sistema no está armado o pensado para resistir este tipo de problemas.
¿Cómo llegamos hasta acá? Causas de la caída de la fertilidad
Una de las preguntas que podemos hacernos es, ¿cómo llegamos acá? ¿Cómo llegamos de tener una sociedad que generalmente tenía muchos hijos, una tasa de fertilidad bastante sana, a esta sociedad moderna que tiene un problema demográfico mundial aún en el tercer mundo? Porque cuando yo tenía 15 años se hablaba de la caída demográfica en Europa, pero ahora pasa aún en Argentina, que es un país pobre. ¿Cómo pasa en todo el mundo todo esto? ¿Cómo llegamos a poner toda nuestra sociedad, a toda la civilización, tan en riesgo por algo tan sencillo como no tener chicos?
Obviamente, esto tiene que ser multicausal, tiene que haber muchas razones que llevan a esto, no es que hay una cosita que explica todo. Y hay varias ideas que surgen. Es importante que tengamos en cuenta que hay muchas razones por las que tenemos que hacer esto.
La primera que se menciona siempre es la popularización de los métodos anticonceptivos. Esto separó el gran mecanismo de la madre naturaleza de promover que tengamos hijos, que es ponerla, está buenísimo, agachar, está espectacular, y bueno, te toca un pibe, y bueno, elegiste. La madre naturaleza nos dio ese deal y la recagamos. Dijimos, ah, si vos querés esto, mirá, yo me quedo con todo y no te doy nada. Entonces empezamos con la píldora anticonceptiva, con los preservativos, con un montón de métodos anticonceptivos, y desapareció, digamos, se redujo el chico espontáneo. Desapareció el chico espontáneo, el chico que venía de la noche de indiscreción, del "uy, no sé si quiero tener hijos, pero estoy tan caliente que tomé la decisión y dije, bueno, ya está, ya fue". Porque la realidad es que siempre hay cosas que están como en el margen de si las hacés o no las hacés, y la verdad es que ponerla es una excelente motivación para llevarte para el otro lado.
Logramos separar esos dos procesos y ahora es, o la paso bien y no pasa nada, o planifico muy bien si voy a tener un hijo o no, y muchas veces dicen, che, esto es un costo, prefiero no hacerlo. Lo que dice gente que se dedica a la fertilidad es que esa es la gran separación de fertilidad: el método anticonceptivo.
Yo me acuerdo de joven, de adolescente, reírme del debate de la época porque se hablaba, creo que era el Opus Dei o movimientos súper conservadores religiosos, que hablaban de la prohibición de los métodos anticonceptivos, y me acuerdo pensar, qué cavernícola pensar esto, ¿no? ¿Cómo vas a pensar que es inmoral usar métodos anticonceptivos? De hecho, Monty Python tiene un sketch sobre este tema, sobre un chico católico donde la familia tenía como 27 pibes porque estaban en contra de los anticonceptivos, y bueno, era un chiste. Pero ahora que soy más grande no me río tanto de este tema, porque las sociedades donde han prohibido, digamos, de manera moral, el anticonceptivo, tienen muchos hijos, tienen realmente muchos hijos.
Cuando nació Atlas hablé mucho con la obstetra, con la que ayuda en el parto, que nos comentaba mucho de su trabajo, de qué es lo que está pasando con la fertilidad, y ella estaba en guardia para el nacimiento de Atlas y el nacimiento de otra pareja que era judía ortodoxa, esos que usan el sombrerito y tienen los rulitos, y me cuenta que era el doceavo parto de la mujer. ¡Doceavo parto! Espero que hayan salido todos bien, no sé, pero ¿te imaginás tener 12 hijos? ¡Increíble! ¿Y cómo llegaron ahí? Previendo al anticonceptivo. Digo, funciona, loco, es una excelente regla, mirá cómo funciona.
Yo pienso que hay otra razón muy importante, que ahora se está empezando a levantar un poco, pero creo que fue muy obvio para mí cuando pasó, porque fui la generación que lo sufrió, que es el costo de las propiedades. Desde muy joven vi lo inaccesible que se volvió la vivienda. Leía libros de inversión, me gustaba mucho el real estate, era muy en boga cuando yo tenía 19 años, y trataba de meterme en la industria y ver cómo era el tema de invertir, cómo se podía hacer plata trabajando acá, había mucha plata por hacerse.
Para dar una idea, en 2005 empecé a mirar propiedades para ir viendo cómo funciona todo esto, porque tenía un trabajo, y para comprarte un dos ambientes en Palermo, de 50 metros cuadrados, con 40 mil dólares alcanzabas. 40 mil dólares, te comprabas un departamento, un starter home, tu primera casa, espectacular, por 40 mil dólares, hiper accesible, no era imposible. También que 40 mil dólares de esa época deben ser 80 mil de hoy, pero 80 mil de hoy tampoco conseguís fácil, ¿no?
Me acuerdo que en 2008, 2009, fue post crisis de Estados Unidos de real estate, y hubo una gran inflación de golpe de las propiedades en Argentina, tirando al 2007 fue, y me acuerdo que dije, bueno, vamos a ver cómo es este tema, tengo plata para comprarme una cochera, ¿cómo funcionaría esto? Me fijo en los avisos del diario y llamo a una cochera en Villa Urquiza, que decía, cochera en Villa Urquiza con renta, que no sé qué, y digo, vamos a preguntar, llamo y digo, bueno, ¿cuánto está la cochera? Cochera en Villa Urquiza, para un auto, y me dijo, no, 16 mil dólares. Ah, bueno, muchas gracias, clac, murió mi sueño de real estate. Claro, en 3 o 4 años pasó de que te comprabas un departamento para vivir en Palermo, a 16 mil dólares una cochera.
Todas las propiedades explotaron en Argentina por tensiones mundiales, por muchas razones. El problema es global, en Estados Unidos también subieron las propiedades, en Europa subieron las propiedades, en Asia subieron las propiedades, la propiedad está como generalmente inaccesible, y hay razones globales, y hay razones que tienen que ver con finanzas o con macroeconomía, y hay razones locales, que se ha vuelto más difícil construir, que hay menos gente dedicándose a construcción, que está todo mucho más regulado.
¿Qué pasa? Si la gente no tiene su propiedad, retrasa mucho tener hijos, porque es parte de la estabilidad que te da decir, bueno, yo tengo mi casa, sé dónde estoy, si vivo en un alquiler y tengo un hijo, y me rajan, no sé qué, o sea, hay una sensación. Y además, como meta de vida normal, una meta de vida normal es, quiero comprarme mi casa, y una vez que tenés tu casa, ¿cuál es tu próxima meta? Casarte, y después tener un pibe, y es como una progresión. Ahora, si vos retrasás tener la casa, se retrasa todo el cronograma, y si lo retrasás mucho, si empezás a tener hijos a los 40, no vas a tener 12 hijos, vas a tener uno, con suerte dos. Esto se replica en todo el mundo, y es un problema que hay que resolver. Pero por más que haya que resolverlo, la generación millennial y la generación Z no tienen solución, no se va a resolver el tema de las propiedades en estas dos generaciones, así que ya estamos, ya está, hay que sobrevivir con lo que hay.
El impacto de la ideología y el feminismo en la fertilidad
No sería un buen nombre de episodio "El Patriarca" sin hablar de la otra razón por la que seguramente haya caído la fertilidad, que tiene que ver con la corriente ideológica occidental de la última década, lo que se llama la cuarta ola feminista. La caída de la fertilidad, vos lo ponés en un gráfico, coincide exactamente con la subida de esta corriente ideológica, que es una mezcla de wokeismo más la agenda general de género, de feminismo.
Esta es una corriente que se caracterizó por hablar mucho de la violencia de género, de cómo las mujeres sufren violencia por parte de los hombres, de desigualdad, que tienen mejores o peores oportunidades, que son discriminadas, y que en la práctica armaron una narrativa y una épica de rebelarse en contra del hombre, de rebelarse en contra de la figura de matrimonio, de rebelarse contra la unión en general del hombre y la mujer. Por eso se peleaban contra la iglesia, porque querían, no es que estaban en contra de la iglesia, estaban en contra de esa unión de hombre-mujer. Tomaron un tono extremadamente beligerante con los hombres, tanto así que eligieron como uno de los términos centrales de la ideología que se va a caer el patriarcado. El patriarcado es esta sociedad donde los hombres oprimen a las mujeres, y bueno, el lema local fue "el patriarcado se va a caer".
Yo ya había tenido conversaciones del patriarcado en 2015, 2016, mis mejores amigas de allá eran bastante progresistas, bastante feministas, en todo aspecto, y decían el patriarquismo. Yo les decía, es sumamente ofensivo, que me digas que yo soy parte del que te estoy oprimiendo, ¿yo qué estoy haciendo? Yo no estoy haciendo nada. Era parte de mi debate, pero bueno, como todas estas cosas, en realidad, hay olas mundiales y después como que llegan tardes. En Argentina se volvió muy popular 2018, post-Macri. O sea, el pico acá fue en la época de Alberto, bueno, el pico allá de wokeismo también fue en esa época, pero viene de antes.
Para mí fue siempre muy repudiable el tono, porque el tono era como beligerante, y separando, radicalizando a las mujeres en contra de los hombres. Y esta radicalización tiene un efecto en la fertilidad, tiene un efecto en la tasa de casamiento, y tiene un efecto en la tasa de la cantidad de hijos que tenés. Porque acá hay otra realidad de la diferencia de hombres y mujeres. Los hombres somos mucho más tolerantes ideológicamente que las mujeres. Las mujeres son muy intolerantes. Se puede ver en Twitter en Argentina que la opinión de "no podés tener una pareja que no tenga una ideología como la tuya" es una opinión que solo dicen las mujeres. Es tipo, no podés ser mujer y salir con un tipo que no es de izquierda. Esa es una opinión por excelencia de mujer. El hombre no piensa en esas cosas. Tiene otra escala de valores, o intereses. Por eso salen estos comentarios de "ah, los hombres se perdonan entre sí". No, el problema no es eso. El problema es que las mujeres no se perdonan entre sí. Y eso hace que se reduzca el pool de matches. Porque si vos sos mujer, sos de izquierda, y esperás que el hombre sea de izquierda, bueno, ponerle que el hombre, que encima naturalmente es un poco más de derecha que las mujeres, cortás tu pool a la mitad, tenés menos matches. Estás en el horno, vas a tener menos casamientos, menos hijos.
The Economist sacó unos gráficos que se volvieron virales en Twitter mostrando mucho esta separación que en los últimos 10-15 años, los hombres viraron un poco a la derecha, y las mujeres viraron un montón a la izquierda. Y ese gap es totalmente atribuible, o sea, atribuye a una caída en la fertilidad. Es tan así que el caso más extremo que muestra The Economist, el gap más grande entre hombres y mujeres, lo tiene Corea del Sur, el país donde tiene la caída de la fertilidad más grande de la historia en velocidad, y los números de fertilidad más bajos conocidos en la historia de la humanidad. La franja de Gaza tiene más fertilidad que Corea del Sur, para que se den una idea.
Pero bueno, el concepto general de patriarcado como concepto de una sociedad machista y opresora para mí siempre fue una boludez, lo dije desde el principio, porque hay miles de cosas en nuestra sociedad moderna donde el hombre sale perdiendo a favor de las mujeres. Siempre, hay mil cosas en las que pasa esto, pero doy el caso argentino por excelencia. Siempre se habla de las jubilaciones, y que si las mujeres deberían recibir una jubilación porque estuvieron en la casa, que qué sé yo, pero si vos ves la repartija de jubilaciones, el 80% de los receptores de fondos jubilatorios son mujeres. No se puede decir que hay un patriarcado si los hombres que son la mayoría de la masa laboral cobran un quinto de lo que cobran las mujeres en el sistema jubilatorio. Claramente no es un síntoma de un patriarcado eso. No retrata la realidad. Eso es lo peor del patriarcado. No es que es beligerante, porque a mí me encanta que nos agarremos a piñas, pero es que no retrata la realidad. Y entonces te peleás al pedo. Eso está mal.
El daño del movimiento para mí ha sido permanente, porque generó una radicalización. Y no solo demográficamente ha sido malo, en este sentido de cómo afectó a la tasa de fertilidad, sino que ha sido malo en el sentido del bienestar de las mujeres. Porque esta es la generación de las mujeres con la mayor ansiedad crónica de la historia. Porque están más solas, porque están más beligerantes, porque están más peleadas, y porque tienen menor movilidad social. Porque la realidad es esta: las mujeres tienen la mejor movilidad, el mejor ascenso social que puede tener una mujer es casarse con un tipo con guita. Es así, es lamentable. Pero si sos una persona de rango social bajo, y tus prospectos de trabajo son muy malos, el hombre no sale de ahí. Pero la mujer puede salir de ahí con el casamiento. Es una asimetría. Las mujeres no se casan con hombres pobres. Los hombres sí se casan con mujeres pobres. Entonces es como que no les convino. Fue un mal deal. Las hizo sentir mal, las hizo más pobres, salió todo mal. Así que el movimiento feminista, yo lo declaro, que no fue un movimiento hombres contra mujeres, fue un movimiento mujeres contra mujeres. O sea, las mujeres vinieron con ideas que le hicieron daño a las mujeres. Porque si ves por los resultados, lo que peor la pasaron con los resultados del movimiento, fueron las mujeres.
Y yo creo que es un diseño emergente, no fue un diseño a propósito, pero tiene mucho que ver con la fuente de la persona que promulgó las ideas del feminismo. Porque si vos decís, bueno, ¿cuál es el mejor indicador de si una mujer se va a casar? Bueno, si tenés que adivinar, si una mujer se va a casar en algún momento y va a tener hijos, eso está atado a su socio económico. Mientras más plata tienen, más se casan. Y mientras más plata tienen, más hijos tienen. Es al revés de lo que se piensa. Es cierto que la sociedad tiene como una curva, la sociedad moderna, la gente pobre, la gente rica tiene hijos y la gente del medio tiene mucho menos, especialmente las mujeres. Pero si ves las tasas de casamiento en general, van en una curva así. Es increíble.
¿Y quién puso en agenda que había que pelear el patriarcado, no casarse y todo eso? ¿La mujer pobre o la gerenta de marketing de una marca multinacional que puso plata para ponerlo y promovió todo esto? Entonces, todas esas ideas de patriarcado fue promovido por la mujer de clase alta, que se casaba, que se casa y tiene hijos. Por eso yo digo que el peor enemigo de la mujer es otra mujer, porque todas esas ideas fue la mujer rica en contra de todas las demás. Las recagaron, las recagaron. Y se ven los números.
Para mí el caso emblemático de Argentina de esto, del efecto de cómo estas ideas afectaron a la gente, sería Malena Pichot. Malena Pichot, militante, radicalizada, completa, anti hombres, pero ella tiene un pibe. Ella tiene plata, tiene un pibe, tiene pareja, está estable. Ahora, ella le dijo a un montón de mujeres "peleate con la pareja. No te casés. Date cuenta, hermana". Ahora, ella tuvo un pibe, no tuvo problemas. Eso, no, eso es algo privado, no te conviene. Las recagaron.
Si hablamos de Argentina, tenemos que hablar del movimiento cúlmine del feminismo, que es la legalización del aborto. Este fue el pico del movimiento, de su impacto en el sistema legal, en el sistema político. Y bueno, el aborto es un tema de los más picantes de la historia de la humanidad. Podría dedicarle tres episodios a este tema, tampoco que soy un erudito del tema, como para decirme que tienen que hablar conmigo sobre ese tema. Pero este debate, yo me acuerdo que lo tenía en la secundaria hace 25 años. El tema de si aborto es legal o no, si se tiene que hacer o no, cuánto está justificado o que no.
Me encantaría hablar del tema, no tenemos tiempo, pero voy a tirarles al menos uno de los argumentos que tengo ahí guardaditos para este tipo de debates, que es que me acuerdo cuando se debatió el tema del aborto en el Congreso, decían, bueno, es un tema de salud, que la mujer tiene que poder decidir sobre... En Estados Unidos el lema era "una decisión entre una mujer y su médico". Esa era la plataforma política. Siempre se decía de salud. Pero lo que no te cuentan es que el juramento hipocrático explícitamente prohíbe asistir en un aborto. O sea, la ley de medicina, el juramento de medicina más antiguo de la humanidad que tiene, no sé, 3000 años, decía, no asistas en un aborto, está mal el aborto. ¿Qué pasó ahí con la medicina? Bueno, de hecho en Estados Unidos cambiaron el juramento hipocrático cuando se legalizó el aborto, tuvieron que sacarlo, porque si no los médicos no podían, por el juramento no podían ejercer el procedimiento clínico.
En términos económicos, la legalización y encima el subsidio, porque se hace desde hospitales públicos, se paga, se da la pastilla, todo eso, son simplemente una promoción. Si hay algo que tiene un costo de transacción, se hace menos. Si le sacás el costo de transacción, se hace más. Y si pagás para que la gente lo haga, lo hace más. O sea, la legalización del aborto, legal, gratuito, todo eso, fue una promoción del aborto. Fue promoverlo. Y la legalización genera una legitimidad en los ojos de la gente, porque cuando era ilegal vos decías, che, esto está mal, lo tengo que hacer, realmente lo tengo que hacer. Pero, o sea, tengo que querer hacerlo para hacerlo si pienso que es ilegal, como evadir impuestos. Pero si es legal, hay como una... hay mucha gente, no es mi caso, pero hay mucha gente que lo toma como moral. Es muy difícil separar legal de moral. Si está permitido, está bien, ¿no? Está como esa lógica. Entonces, eso es una promoción neta.
Y no termina ahí, porque yo comento que hablé con la obstetra, que nos ayudó con el parto de Atlas, y me dice, mirá, ahora lo que me está pasando encima, es que toda la generación nueva, la que estaba estudiando medicina, para cuando salió la ley del aborto, que ahora tienen 25 años, 28 años, y están entrando en el sistema, son pro-abortos. Son militantes de la idea de abortar. Entonces, como salud está dominada por mujeres, o sea, 8 de cada 10 personas que trabajan en salud son mujeres, vienen ginecólogas, vienen obstetras, y encima vienen con la idea de que hay que promover el aborto. Entonces, me está diciendo, está pasando por todos lados esto.
¿Y cuál es el resultado final de todo esto? Que en el hospital público hoy en día, hay más abortos por día que partos. O sea, hay más abortos por día que partos. Esto no pasaba, gente. Esto no pasaba. Y ahora sí. Así que este cambio ha sido espantoso para lo que es el gran problema de la humanidad, la fertilidad. Fue en contra de nuestra existencia civilizacional.
La asimetría de la maternidad y la paternidad
Yo creo que un problema de esta ola, de estas ideas o esta ideología que capturó a una generación de mujeres, es que conceptualiza mucho al hombre y a la mujer como iguales, que deben repartirse las tareas equitativamente. Basta de que el hombre trabaje y la mujer cuida la casa, ahora se reparten las tareas por igual, un buen hombre moderno hace la mitad y limpia la casa a la mitad y cocina a la mitad y cambia los pañales y todo eso. Y que basta de la mujer oprimida con los deberes hogareños.
Esto genera una expectativa que genera mucha fricción, que es que la mujer piensa que solo puede casarse con alguien con lo que tenga ciertas garantías de que no puede percibir una relación desigual. Que no puede ser que un tipo te diga, mira, yo voy a trabajar y vos vas a cuidar a los chicos, es inaceptable para ellas. Es una radicalización que hace que no pueda tener esos matches. Entonces ¿qué terminan teniendo? Más separación, hombres y mujeres.
Pero bueno, la verdadera guerra, o sea, la guerra de los sexos es algo que me encantó siempre debatir, podría hablar horas, hombres contra mujeres me encanta, me encanta porque encima los hombres son medio pelotudos y tienen mucho miedo de ir en contra de las mujeres porque lo ven que percibe tiene chances de no la ponen si se ponen en contra de las mujeres. Bueno, a mí nunca me importó eso, yo prefiero el debate, ese es mucho más mejor que cagarse a puteadas, muchísimo mejor, no sé qué les pasa a ustedes.
Las mujeres tienen esta expectativa y vienen con esta expectativa de que su trabajo es su independencia, ¿no? "Yo no quiero vivir como mi mamá que dependía de mi papá, quiero tener independencia económica total, yo tengo mi cosa, mi marido tiene las suyas, y nosotros tenemos una asociación temporal y divina y justa cuando tenemos un hijo". Pero bueno, la gente que piensa así son los no padres, y las madres ya no piensan así, porque cuando la madre tiene un bebé, ya experimentó lo que es el meteorito de responsabilidades, el bardo tremendo de lo que es tener un hijo, y no tenés tiempo ni ganas de ponerse a decir, che, qué desigual es mi relación con mi pareja, yo quiero independencia económica porque tengo mi cuenta de banco, no hay nada de todo eso, tenés un bebé gritándote 24 horas al día o colaboramos o nos hundimos todos, ¿qué es esto de separar las cuentas y pagar? No hay nada de todo eso, esto es el verdadero enemigo, el verdadero enemigo no es el hijo, es la responsabilidad de tener el hijo, ese es el verdadero enemigo.
Y no son responsabilidades iguales entre hombre y mujer, porque la relación hombre-mujer o padre-madre es sociobiológicamente asimétrica, las mujeres paren, no paren los hombres, y eso no es una injusticia cósmica que hay que pretender que no existe, y hay que balancearlo, bueno, porque la mujer para y el hombre tiene que tener 3 días más, y con esos 3 días compensa, no funciona así porque es una realidad concreta y real que parte del proceso de tener un hijo, involucra un proceso como el de tener un parto, y le digo, un parto es lo de menos, es lo de menos, las no madres le tienen mucho miedo al parto pero las madres no le tienen miedo a los partos porque no es tanto, o sea, es una experiencia visiblemente dolorosa, pero tampoco es tan terrible, es corta, y de hecho, las madres o las soon-to-be mothers, esperan con ansias el parto, es mucho más incómodo el último mes de embarazo que el parto en sí, porque el parto 5 horas, 10 horas, pero el mes de tener el bombo así es mucho peor, les duelen los tobillos, la espalda, todo eso es mucho peor.
De hecho me sorprendió como vi que los 2 partos que tuvo, con Luna y con Atlas, a las horas estaba despierta, agarrando el bebé, clavándose un sándwich de crudo, estaba re bien, yo no lo podía creer, a mí me shockeó. Yo tengo 2 grados de fiebre, estoy en la cama diciendo, por favor, matenme, traeme el testamento, de acá no salgo, y ella acaba de parir un pibe, está todo normal, mirando la tele.
Pero lo duro, duro que le pasa a las madres es la lactancia, la lactancia es lo peor, porque decidir amamantar o dar fórmula, es una decisión muy difícil, es una decisión muy cargada, porque médicamente es mejor la teta que la fórmula, porque tiene anticuerpos, porque se enferma menos, porque lo digieren mejor, porque comen mejor, es todo mejor, o sea, la teta es mucho mejor que la fórmula, por su valor nutricional, por todo lo que funciona. Pero la teta es indelegable, y dar la teta es darle de comer cada 2 horas, las 24 horas del día, por 6 meses. O sea, eso es, no existe dormir 5 horas seguidas, porque directamente tenés que estar despierta y dándole una teta cada 2 horas, es realmente muy duro dar la teta, es muy duro, y después vas mezclando, pones un poquito de fórmula, pero si pones fórmula, después el bebé rechaza la teta, entonces la decisión de darle fórmula es decir, vamos en el camino a dejar de amamantar, no es tan fácil. Es una decisión cargada como madre, donde decís, quiero lo mejor para mi hijo pero también quiero algo sustentable para mí, y eso no tiene ningún tipo de simetría, el hombre puede dormir 6 horas si quiere, y la mujer no, y tipo, es injusto, bueno, quejate con madre naturaleza, pero es así, y hay que reconocer la realidad como es, y si vos decís todo tiene que ser igual, estas situaciones te van a generar un estrés, le hablo a una mujer, un estrés interno, que es al pedo, que no vale la pena tenerlo porque es una parte muy chica de lo que es ser padre, la responsabilidad de tener un bebé.
La logística de la crianza y el trabajo
Esta responsabilidad es completamente taxativa y bueno, digamos esta idea de la mujer, de decir, bueno mira, yo voy a tener un hijo pero a los 2 meses vuelvo a trabajar, y ordeno, y sigo con mi carrera y con mi trabajo, y con mi satisfacción personal profesional, ya viene con sacrificios si vas a dar lactancia o no, y eso viene con una carga, ya estás empezando a decir que prefiero, que me vaya bien en el trabajo, o que esté bien mi bebé, y eso te va a generar un estrés interno, entonces vos sos una madre, digamos, viniste con estas ideas, ideas feministas, voy a ser una madre independiente, económicamente, voy a trabajar, no voy a sacrificar mi vida por el placer de un patriarca, y el siguiente paso que te toca, a los 2 o 3 meses cuando sobreviste la lactancia, le diste fórmula, le das leche de teta, pero por botella más o menos, vas arreglándotela, y decís, bueno, yo me voy a ir a trabajar, me voy 9 horas, mi marido se va 9 horas, ¿qué hago esas 9 horas con un chico? Y bueno, está la maternal por ejemplo, que es antes que el jardín, y la maternal no es la gran cosa porque vas a tener un chico, no sé, por ahí son 6 o 7 bebés, por cada adulto que los cuida, no se van a morir, pero se te van a enfermar, no les van a dar mucha pelota, ya es toda una experiencia, pero el bebé ya viene con un gran sacrificio de calidad de vida, otra vez, una vez más, sacrificar lo que pensás que es la calidad de vida de tu bebé, de su año informativo por tu carrera profesional.
Y hay gente que dice, bueno, no importa, cuando tenga mi hijo me va a ayudar mi mamá, o sea, la abuela del bebé, y mirá, yo aprecio mucho a mi suegra, la lleva a Luna a la escuela casi todos los días, es una ayuda tremenda, pero es insignificante la responsabilidad de tener un bebé. Ella está, por ejemplo, la lleva a la escuela y vuelve, me dio dos horas, bueno, me quedan 22 horas más de bebé, o sea, no me resuelve mucho el problema, tendría que hacer eso todos los días dos semanas para cumplir un día de las responsabilidades que tengo que hacer como padre, no te resuelve la vida. También que hay abuelas que se quedan en la casa y hacen muchas horas, pero bueno, no siempre está garantizado, y no siempre es deseable, porque ya son gente más grande, empiezan otros problemas.
Entonces, la maternal no es la gran cosa, la abuela no es la gran cosa, y ahora te toca la niñera. Bueno, la niñera puede venir a tu casa, se queda uno a uno con el bebé, podés elegirla muy bien, la realidad es que las niñeras son accesibles en Argentina, en Estados Unidos no, en Menlo Park una niñera cobra entre 80 y 100 mil dólares al año, así que lindo gig, son muy profesionales, o sea, sí, mucha formación, no es la madre que está haciendo una changa entre trabajos, o una persona retirada, es gente profesional posta, psicología, psicopedagogía, desarrollo de chicos.
Pero bueno, si vos ya consideraste una niñera, estás hablando de que bueno, voy a tener un bloque entero del día, nueve horas, donde voy a tener una niñera que se queda conmigo y yo me voy a ir a trabajar. Y ahora eso ya plantea un siguiente problema, porque ahora vos decís, bueno, tengo que contratar a una persona full time, es un salario entero, mejor experiencia que más o menos me ande, mejor que una suegra, mejor que una maternal, y yo tengo mi trabajo full time, y empieza la primera matemática: tengo un trabajo full time y tengo un costo de salario full time, mi salario compensa el salario de la niñera, y ahora empezamos a tener un problema, muchos trabajos la niñera es accesible, pero hay muchos trabajos que no pagan tanto como eso, y además, el típico trabajo en blanco paga impuestos, costos de comida, costos de un montón de cosas, entonces por ahí estás trabajando y haciendo más o menos lo mismo de lo que te va a costar la niñera, ¿qué ganaste? Por eso te quedás en casa. No, la matemática no cierra, eso es lo que le pasa a una madre, y hay muchas madres que tienen trabajos que son muy taxativos, o cansadores o incómodos, o difíciles de hacer, y no pagan lo suficiente para darte un buen margen cuando contratás a una niñera.
Y además, aun si tu trabajo valiese lo mismo, suponete que te paga exactamente la niñera y un puchito más, la niñera no es tan productiva como la madre, porque la niñera te puede fallar, la niñera se te enferma y no viene, tiene vacaciones, tiene feriados, si se enferma y cuida a otro chico no puede venir, y hay muchas cosas que no va a hacer que está bien que no haga, no se va a poner a buscar las extracurriculares de tus chicos, a veces sí, a mí me tocó una que sí, me tocó otra que no, pero no va a poder hacer todas esas tareas, comprar muebles, preparar los juguetes, hacer un pedido de supermercado, mantener la casa en general.
Entonces, ahora vos vas y trabajás exclusivamente para pagar a una niñera y resulta que la niñera no va a compensar lo que hubiese sido tu horario, entonces tampoco te cierra, ahora te das cuenta que tampoco te cierra. Y ni hablar que cuando vos estás en casa con un bebé, el bebé duerme dos o tres horas, pero bueno, si vos sos una madre que trabaja, estás laburando para pagarle horas de sueño a tu bebé, no cierran los números, chicos, no cierran los números.
Ahora decís, bueno, para, hay muchas madres que no les conviene trabajar, porque no es un buen trade-off con la niñera, pero hay madres que ganan mucha plata, y ahí bueno, empieza, hay un sentido económico de tener niñera. Después sos una madre profesional, y tenés un buen trabajo, ponele que hacés 5 mil, 6 mil dólares por mes, que ya es muchísimo para lo que típicamente cobra la mujer, mil razones más, pero no son salarios normales, ponele en Argentina hacer 5 o 6 mil dólares por mes, pero sos una madre exitosa con carrera, tenés un negocio, y ahora vos te toca ir al trabajo y durante el día una niñera de 25 años te manda videos cocinando con tu hijo y está en tu casa, y está disfrutando, y lo lleva a la plaza, y lo lleva al museo, y vos estás laburando en el trabajo, y vos ahora como madre tenés que empezar a pensar, che, esta es la etapa formacional de mi hijo y la está disfrutando otra mujer, en mi casa, con mi comida, con mi museo, en las mejores horas del día, y yo voy a llegar después de trabajar a las 6, 7 pm, cansada, el día más o menos terminando, tenés que llegar, tenés que preparar la cena, tenés que prepararte para la escuela del día siguiente, para las tareas que tengas que hacer, para los trámites que tengas que hacer, y después tenés que dormirlos a las 9 pm, o sea, estás en tus peores horarios, con responsabilidad de mierda, en el peor horario del chico, entre las 6 y las 9 de la noche, y se te presenta la gran pregunta, ¿para qué hago más plata? O sea, ¿para qué hago más plata? ¿Para que otra persona cuide a mi hijo? Estoy regalando a mi maternidad, mi chance, mi única chance de cuidar a mi hijo entre 0 y 5 años, por plata, ¿para qué hacer la plata? Porque no es para disfrutar la vida, y no sería mejor disfrutar la vida cuidándote a los chicos.
Esto yo lo vi muchas veces como padre, porque los padres tenemos conversaciones de padres, de padre a padre y de padre a madre, lo vi muchas veces, y las madres terminan con mucha frecuencia con esta tensión entre maternar y trabajar, porque mientras más plata hacés, más quieren maternar. Y esto es una asimetría también, es una asimetría de género, porque no es una desventaja de las mujeres que tengan esta opción de maternar, es una ventaja, porque el hombre no la tiene, no tiene esa prerrogativa, es muy raro que el hombre que cuida a los chicos sea aceptado por las mujeres, esto lo eligen, no es culpa nuestra, esto es culpa de las mujeres, las mujeres eligen tipos que hacen plata, y que trabajen y que hacen mucho trabajo, el tipo mala muerte que se queda en casa a darle mamadera al bebé, no lo eligen ustedes, así que nosotros ya estamos codificados, lo entendemos bien, hacés plata o no tenés un hijo, listo, punto final, esa es nuestra responsabilidad.
Pero la mujer tiene estas opciones, si hace suficiente plata, si tiene buena dinámica, tiene la opción de decir, bueno, capaz podría trabajar o capaz podría quedarme en casa a cuidarme a mi chico, y si tenés esas dos opciones, bueno, te genera un conflicto de interés, un conflicto interno, querés hacer las dos cosas pero no se puede y tenés que elegir una, ¿no?
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Dinámica familiar y asimetrías de género
Funciona en esta dinámica de las preferencias de las mujeres y las preferencias de los padres, funciona que la mujer materna y que el padre trabaje, y porque si la mujer materna y por ahí tiene una niñera, en mi caso yo tengo niñera y mi mujer materna también, cuida a los chicos, sirve que el padre trabaje mucho. Atlas nació, yo a los tres días estaba en la oficina, bueno, yo trabajo más, y si trabajo 12 horas, trabajo 12 horas, y con eso voy a producir mucho más de lo que hubiese producido si tengo que tardar la mitad de día porque tengo que ayudar en casa, etc.
De hecho, hay unos gráficos que están saliendo por Twitter que muestran que los trabajadores que más plata hacen en el mercado son los padres, no son los hombres, no son las mujeres, son los padres, son los papás, el hombre con hijos es la persona que más plata hace, y bueno, hay un efecto de selección, las mujeres eligen al tipo que es más exitoso, pero también por dinámica, trabajan más por tener hijos, voy a explicar eso un poquito más después, pero bueno, esa es la dinámica, el padre trabaja más.
El matrimonio donde trabajan los dos e intentan balancear toda esa dinámica, como que trabajamos los dos y yo hago una parte y vos hacés la otra parte, terminan con carreras de hombres muy lastimadas y con ingresos netos que por ahí pueden parecer altos porque tenés dos ingresos pero yo creo que el trade-off de calidad de vida de estrés, de lo que se le da al hijo, no es un buen trade-off a nivel plata, calidad de vida.
A mí me pasa como recruiter ver candidatos que literalmente son padres y me dicen, bueno mira, yo soy padre, perfecto, eso no es motivo de discriminación, y después me dice, lo que sí yo necesito, cortar a las 3 porque a las 3 busco a los chicos al jardín, y bueno, ahí no servís, no es discriminación que hay 3 horas al día que no podés trabajar, son 15 horas a la semana que estás pidiéndote off, o sea 30% menos de trabajo y bueno, qué vas a hacer, si vos querés esa dinámica de trabajo, podés elegir el trabajo que querés, no podés elegir por lo tanto los trabajos que tenés van a cobrar mucho menos y van a tener que ser lugares que ofrecen ese tipo de dinámica, porque si no, no pueden contratar, pagan menos, tienen menos éxito, etcétera.
Así que bueno, yo lo siento, pero si vos como papá tomás la decisión de que vas a estar la mitad del día fuera del trabajo, vas a cobrar menos y en este mercado, especialmente el mercado argentino, yo veo padres que pierden 30, 40% de su salario para que su mujer haga 1500 dólares en algún lugar por una satisfacción profesional ridícula y se mueren y terminan haciendo menos plata, mucha menos plata.
En toda mi historia como papá, los padres más miserables, o sea los que peor la pasan, son los que hacen estos esfuerzos ilógicos de igualdad, donde la mamá los deja en el jardín y el papá los busca y los dos trabajan, la pasan para el orto, pero las responsabilidades son asimétricas, porque las competencias son asimétricas también.
Por ejemplo, me encanta hablar de esto, de jugar a la casita, qué difícil es para el hombre jugar a la casita, por dios, es tan doloroso, es una tortura, y saben que lo peor de todo, a Luna le encanta jugar con las muñecas, conmigo, le encanta, conmigo, no con mamá, conmigo, ¿y sabes por qué? Porque viene Luna y me dice, papi, juguemos a las Barbies y tipo, ¿qué voy a hacer con las Barbies? ¿Van a tomar el té? No, me mato, me mato, agarro las Barbies y las deformo todas y digo, esto es un Mortal Kombat y este es un alien, y este es mutante, y este es zombie, y se cagan a trompadas y se revientan, y hago escenas de películas, de Star Wars, del Rey León y yo con eso sobrevivo 10 minutos de jugar con muñecas Barbie y mi hija se mata de la risa, se ríe, me encanta jugar a la Barbie con vos, y yo estoy diciendo, por favor, hay satisfacción acá y después me dice, bueno, pero papi, no quiero que se peleen más, ahora quiero que las Barbies se pongan a hacer galletitas, y yo estoy tipo, noooo, por favor, necesito más violencia, no puedo sobrevivir acá.
Después viene Vicky, viene mi mujer y trae un Polly Pocket, sos hombre no sabés lo que es un Polly Pocket, eran como unos cositos de juguetes con todas miniaturas, y es como una casita mini, y viene Vicky y dice este es el Polly Pocket que yo usé cuando tenía tu edad, jugamos juntas con esto y están ahí dos horas, y yo digo, yo prefiero pegarme un tiro antes de estar dos horas en el Polly Pocket, pero claro, después qué pasa, después se larga a llover y Luna dice, quiero salir, quiero andar en bicicleta y la mamá le dice, no, hay mucho barro, te podés lastimar, qué sé yo. No, pero papi, dale, quiero andar en bicicleta. Bueno, vamos y vamos. Y tengo un video de Luna atravesando un charco de barro terrible, espantoso y se cae y se ensucia y se lastima y se pega y jugamos a la pelota y cuelga a los árboles y nos vamos caminando hasta el barrio chino y hacemos un montón de cosas que a mí que no le interesan, no las hace. Y a mí me interesan esas. Entonces yo conecto con mi hija, con las cosas que a mí me gustan y ella conecta con Luna, con las cosas que a ella le gustan. Y eso es una asimetría que puede ser por personalidades, pero está marcado por los géneros también. El sexo hace que nos guste más el juego más violento, pegarnos con las almohadas. Es normal y está bien. Digamos, la madre no está enojada por estas cosas. Ninguna madre está enojada por estas cosas.
Por eso la dinámica, cuando hay una madre y un padre, no hablan de patriarcado, de estas cosas, porque es todo desigual y uno hace algo y otro hace otra cosa y ya está. Y estás tratando de sobrevivir el día a día, no tenés tiempo para hacerte esa paja mental con ideas que encima no funcionan. Así que para las madres el tema del patriarcado no tiene sentido práctico. No les trae ningún beneficio pensar en que la sociedad es un patriarcado opresor. Y además no tiene sentido práctico, no sólo porque no conseguís cosas, sino porque no condice con la realidad que viven.
En una familia nuclear clásica, padre, madre, uno o dos hijos, el padre no está arriba del todo. En el tótem de la posición social dentro de una familia, no es que está papá, mamá e hijos. No. Están los hijos, está la mamá y abajo de la tierra, en el subsuelo, está el padre. Yo no puedo subexpresar o subestimar lo bajo de estatus social que tiene un padre en una familia nuclear. Es constante la humillación a la que está sometido por parte del resto de toda la familia. ¿Por qué? Porque primero está el hijo y el bienestar. Tiene que comer bien, tiene que estar bien, tiene que estar saludable, tiene que tener atención, tiene que tener todas sus necesidades de la pirámide y demás lados todas cubiertas. Y después está la mamá. Parió, hay que ayudarla, da la teta, listo. Tiene que estar completamente satisfecha, tiene que tener seguridad psicológica, tiene que tener todo eso. ¿Y vos qué tenés? ¿A vos qué te dan? Nada. A la mamá le dan los hijos y al papá le dan los rotos, pero no recibe nada. Es más, vos recibís todo lo peor. Todo lo peor te toca a vos.
¿A tu hija no le gusta comerse los bordes del pan bimbo cuando le hacés un sanguchito? ¿Quién se come los bordes? Papá. Esa es tu cena. Tu cena es bordes de pan. Sos el perro. Yo en mi familia digo que soy el perro. Todo lo que no come, primero se le prepara una comida a Luna y lo que no come, esa es la cena de papi. Es así. Es la dinámica normal. Porque vos no sos el que tenés el problema, entonces ellos no se preocupan por vos. Es tipo, vos te las arreglás, listo, yo no quiero saber nada más. Así que no hay repartija de comida que no termine con el papá comiéndose lo viejo, lo seco y lo hasta dudoso bromatológicamente. Es tipo, ah, el pollo, ¿por qué no se comieron el pollo? No, tiene cinco días. Y bueno, te lo comés vos, ¿qué va a ser?
Me acuerdo una vez que Luna estaba comiendo pochoclo. Había pedido una golosina, le di un pochoclo salado. Y en un momento, no me acuerdo cómo, encontré una barrita de Marroc de Rapanui. Luna no sabía ni qué era el chocolate Marroc, o sea, no sé si sabía qué era el chocolate en esa época. La habrá comido alguna vez, pero no es que mira la cajita y ya sabe. Y me acuerdo que quería comer un poquito del Marroc, abro así la cajita, saco la barra y ella así, tipo rayo láser, me mira, se para, se me acerca, estira la mano, me saca el chocolate, me da el pochoclo y se va. Y no me dijo nada. Es tipo, no hablaba ella, casi que no hablaba, decía muchas palabras, pero estoy seguro que con los ojos me dijo tipo, ubicate en tu lugar, esclavo, vos comés lo que yo te digo que vos comés, el chocolate es mío, es así, es tu lugar en la familia, no tenés ningún tipo de poder, digamos. Y viene alguien y te dice el patriarcado opresor, y qué va a hacer una madre cuando ve estas situaciones, se ríe de la gente que piensa esas cosas, están diciendo boludeces.
La cantidad de veces que como padre me tocó dormir en el piso, creo que he pasado semanas en los sillones porque mi hija quiere dormir en la cama con nosotros, o está Atlas o algo, y no es que alguien se preocupe, es tu problema, te toca dormir en el balcón, ¿quién te va a proteger?
Pero a cambio de esta constante humillación, esta constante denigración de tu satisfacción psicológica, los padres de familia tenemos otras responsabilidades y tenemos otros poderes dentro de la dinámica familiar. Yo siempre digo que hay dos facultades indelegables, incuestionables de los padres, de un padre de familia, que es que somos proveedores económicos y proveedores de seguridad. Si el padre dice que hay peligro, no hay un debate, una comisión, nos sentamos y nos ponemos de acuerdo, eso es peligroso, no se hace punto, se acabó, se acabó la conversación. Ese es el indelegable, ese es el poder que recibimos a cambio de comernos todo lo que quede en los platos, ¿no? Y no es un debate entre iguales, porque es la dinámica, yo soy el padre proveedor de mi familia y yo, lo que yo estimo que es la proveeduría económica y la seguridad que tengo que hacer en la familia, es mi responsabilidad y es mi decisión, listo, se acabó.
Por eso en julio de 2020, con una Argentina que estaba en una cuarentena brutal, con la gente asustada, con que no hay que salir, con un trabajo que yo tenía que tenía peligro de terminar muy mal, porque estaba en mal estado por la pandemia, con una empresa fallando, yo dije, listo, ahora nos vamos a Robichu, viajamos en medio de la pandemia a conseguir un trabajo mejor en un espacio más seguro. Y esto no fue un debate, no me senté con mi mujer a decirle, ¿vos qué opinás? Esto es más plata y más seguridad, punto final, se hace y listo. Y esa es parte de la colaboración, a veces decido yo y a veces decide ella.
De estas observaciones en general de madres y padres, surge lo que fue el tuit más viral en su momento, ahora es el de las vacaciones son ilegales, pero el tuit anterior a eso que más la pegó fue que mi opinión más cancelable de todas es que la familia tradicional donde la mujer cuida a los chicos y el hombre trabaja, funciona. Porque funciona, realmente funciona y si no lo aceptás te revienta, te pasa mucha factura, la sufrís mucho.
Padres vs. no padres: la verdadera grieta
Vamos a profundizar acá, porque aunque este tema de hombres y mujeres, esto de igualdad, la ola del feminismo siempre fue marcado como de hombres entre mujeres, como un problema entre géneros, entre sexos, la verdadera grieta de la sociedad es distinta, la verdadera grieta de la sociedad no es hombres contra mujeres, es padres contra no padres, esa es la verdadera grieta.
Mientras el feminismo con un discurso pro-mujer se la pasó saltando enfrente del congreso cuando se aprobó el aborto como un éxito político total, como una progresía de los derechos de las mujeres en un tema que está debatido y divisivo en la sociedad, en los hospitales públicos pasa algo más. En los hospitales públicos las mujeres que tienen partos naturales no tienen acceso a anestesia, son innecesariamente sometidas a una experiencia extremadamente dolorosa, un parto entero, cuando se podría poner anestesia y que no lo sufran, es un procedimiento totalmente normal que lo hace cualquier institución privada, pero no lo hacen los hospitales públicos. ¿Saben por qué? Porque los anestesistas tienen como una especie de sindicato colegiatura en Argentina y son muy pocos, no dejan que entren otros médicos, entonces a ellos les toca controlar quién recibe anestesia o no y son muy caros, piden fortunas. De hecho, en cualquier operación el anestesista que hace un décimo del trabajo cobra cuatro veces más que el cirujano, el más pago de un quirófano es el anestesista.
¿Por qué el movimiento feminista promujer anti estructuras de poder no se puso atrás de algo que el 100% de la sociedad estaría de acuerdo que es que las mujeres que tienen un parto natural tienen derecho a recibir anestesia? Digamos, si hablamos de salud, ¿por qué no? Porque la grieta no es mujeres contra hombres, es padres contra no padres. Porque las madres son bastante antiaborto. O sea, si vos pasás una encuesta de quién está a favor de aborto entre madres y no madres, las madres son bastante anti. No fueron representadas en el movimiento feminista, fueron subrepresentadas. A ellas las tiraron abajo de un camión. ¿Y por qué? Obviamente porque la mujer que tuvo hijos decidió no abortar, pero además porque, quieren tener hijos por lo tanto son antiaborto, pero hay un problema de selección, pero también es porque se dan cuenta que podrían haber abortado y después se dan cuenta que no, mejor que no lo hayan hecho. Porque hay un franja en todo, es un concepto económico marginal. Hay una franja de personas que están en el medio de decidir hacer algo o no, pero los que terminaron no haciéndolo prefieren no haber abortado. Es muy interesante eso. Eso se lee a grandes números, no es que pasa para todos.
La realidad es que cuando tenés un hijo salís de la matrix. Es una escapada de la matrix y te das cuenta de todas las externalidades que el sistema entero te pone a vos. Donde, por ejemplo, puede ser una lucha política tremenda a legalizar el aborto y darle la pastilla, pero si vos ya vas a tener un hijo, no existís. No existís porque la gente que vota, la gente que tiene poder político, que tiene poder cultural, no tiene hijos. O sea, realmente está preponderado por gente muy joven.
Y no solo el caso de la anestesia, que es un caso muy puntual y realmente inaceptable moralmente, para mí en Argentina que pase esto. Generalmente está todo pensado por adultos y para adultos y le delega toda la externalidad de eso a los padres. A los padres tienen que cubrir todos los baches de todas las cosas que están mal hechas para los chicos.
Doy algunos ejemplos de esto. La era woke fue una década de hablar sobre los baños trans. Uy, si sos trans, te toca ir al baño de hombres, al baño de mujeres, no deberías tener un baño separado. Podés usar el baño de discapacitados, no, porque suena todo eso. Es increíble que hablamos diez años por eso y no hay baños para chicos. Hay mucho más chicos que trans. ¿Cómo puede ser que llegamos a este punto? Yo tengo una hija de cinco años. ¿Qué hago en un shopping para ir al baño? ¿La llevo al baño de hombres? Un asco. Un asco terrible. Como una nena de cinco años en un baño de hombres con tipos bajándose las lompas. No va. Y entonces tengo que ir al baño de mujeres. Y que no puede ser un tipo adulto entrando al baño de mujeres. Como que no va. Entonces, ¿qué me toca? Ir al baño de discapacitados. Al sumo. Ese es el mejor de todos. Pero entran adultos como si nada. Lo usa cualquiera el baño de discapacitados. Entonces, no hay baño. Está sucio, está inseguro y no está hecho para chicos. Está hecho para discapacitados. ¿Qué hay más? ¿Chicos o discapacitados? Chicos. ¿Cómo puede ser que los caguen tanto a los chicos con esto? Y los cagan a los chicos otra vez nuestros. O sea, nosotros tenemos que pagar el precio de que mi hija muchas veces hace pis en la calle, porque no hay baños para los chicos. No hay baños limpios y seguros.
Yo siempre me quejo, soy famoso de quejarme de las vacaciones y los feriados. Y yo nunca en particular los disfruté, me interesaron a lo más mínimo, por razones que he dicho. Pero si hay algo que me radicalizó en contra de los feriados y las vacaciones, es tener hijos. Porque los feriados son los días donde la gente sin hijos se toma el tiempo para descansar, y la gente con hijos tiene que laburar el doble. ¿Cómo puede ser que los feriados son días donde la escuela cierra y yo me tengo que quedar cuidando a mis chicos? Es terrible esto. Hay una escuela, un edificio entero diseñado y pensado para que estén con chicos, y lo cierran para que descansen los adultos. ¿Y los chicos? No, los chicos, problema de otro. Es terrible esto, es terrible. Cualquier escuela que abriese todo el año se llenaría de padres, pero no se puede porque por Argentina, pero es mundial, algo sindical. No, el personal educativo tiene tres meses de vacaciones. ¿De dónde salió esto? O sea, esto lo hicieron por ley, pero esto no tiene que existir. No puede ser que tengamos escuelas enteras con capacidad de tener 200, 300 chicos, pensados para chicos, cerrados, cuando los chicos se la pasan en la casa, mirando tele, porque no tenés 16 horas para llenarla en el día con un chico.
Así que mi dictadura patriarcal, si yo fuese dictador, cambiaría muchas, muchas cosas. Y yo me enfocaría mucho en el té japonés. Hay un show de Japón muy famoso, que es como, se llama Mi Primera Compra, algo así, donde mandan nenes de seis años a hacer mandados. Andá a la panadería, andá al súper, traé estas dos o tres cosas, y tienen que ir solos. Pensemos, ¿puede Luna, mi hija de seis años, ir sola a la vuelta de la esquina a buscarme un café? Pensá en todas las cosas por las que eso no es posible en la sociedad moderna argentina. Las baldosas están rotas, se puede caer, se puede lastimar. Hay carteles oxidados, hay óxido por todos lados. Está todo lleno de caca de perro, o sea, se va a pisar caca de perro por todos lados. Hay linyeras, está lleno. Esto es uno de los problemas típicos, de que siempre se aduce un poco la derechización de los padres, pero yo camino, llevo a Luna a la plaza que está enfrente del Coto en Belgrano, en el camino veo tres o cuatro personas en la calle, y digo, yo sé que mi hija los ve, y yo tengo que explicarle, ¿qué le explico? Hay gente muy pobre, ¿qué le puedo explicar? Hay gente muy pobre y yo no sé si es segura. Yo no te puedo dejar sola en la calle con esta gente. Yendo a caminar con gente de la calle acá, en un colchón, con una birra ahí al lado. Es terrible esto. Está totalmente antichicos. Es más, en la plaza de frente del Coto se juntaba un grupito de así cuatro fisuras clavándose cerveza enfrente de una plaza. Claro, vos sos adulto, no te importa, seguís caminando. Pero bueno, una vez más, mi chico no puede caminar, por lo tanto, yo tengo que caminar con ellos. Una vez más he sido externalizado. El costo de una sociedad como la tenemos, recae sobre los padres.
Y ni hablemos de los dos grandes peligros, ¿no? Los autos, o sea, acá todos asumimos que los autos, está bien que la calle esté toda llena de autos, pero la razón número uno para que un chico se va a morir es por un auto. Es porque vas a cruzar mal una vereda, no lo van a ver y lo van a pisar. O sea que tenemos, en cada cuadra, tenemos cuatro trampas mortales para chicos, del cual solo los padres pueden hacerse responsables de que no se maten. Bueno, ¿cómo se arregla eso? Tenés que tener veredas gigantes peatonales, o deberías tener capacidad peatonal total para chicos. ¿Y qué hay que hacer eso? Hay que sacar autos de la calle, hay que poner peatonales, hay que lastimar el tránsito, tienen que pagar el precio de los adultos. Pero como no se hace eso, tenemos una sociedad adultocéntrica, el precio lo pagan los padres.
Y después el segundo, que no hay que subestimar, el segundo gran riesgo, que es que suponemos que está lleno de acosadores y secuestradores de chicos. Lo suponemos real. Yo no sé qué tan cierto es, pero lo suponemos real. O sea que nosotros como adultos, vos sos un adulto no padre, y vivís bajo la suposición de que cuando vas a la plaza con un amigo a tomarte una leche, está lleno de pedófilos. Es lo que pensás. Es lo que pensás porque si vos vieses una nena de 5, 6, 7 años caminando sola, dirías, qué peligroso eso, alguno de estos que está acá lo va a matar. Se lo va a llevar. Qué loco pensar esto, ¿no? ¿Por qué aceptamos esto? ¿Mandarías a una nena de 10 años sola que se tome el subte? No, porque el subte está lleno de degenerados. Y bueno, ¿por qué aceptamos degenerados en el subte? No está mal, está re mal.
Por eso digo que esta es la verdadera grieta, ¿no? Vivimos en una sociedad low trust. Vivimos en una sociedad donde no confiamos en nadie y donde el costo de cuidar a los chicos está más alto que nunca, porque justamente aceptamos todos estos costos como normales que el adulto prácticamente no paga, pero que los padres tienen que pagar completamente. Y por eso es tan popular que los padres se vayan a un suburbio, o se vayan a un barrio privado, porque ahí no existen estos costos. Podés tener que tu chico se quede a dormir en la casa de otro, que pueda caminar de un lado para el otro, puede tener esa libertad, sin tener una necesidad constante de supervisión adulta.
La sociedad argentina y la sociedad en general no era así en el pasado. Mi hermano, que tiene siete años más que yo, viajaba a la primaria solo en colectivo. ¿Cuándo fue la última vez que viste un chico de seis años o ocho años viajar solo en un colectivo? Yo iba caminando solo a la escuela, pero ya no se permite más eso. Ya con mi mujer tenemos ese debate. Si Luna tiene 12 años, ¿puede ir sola a la secundaria? Y suponemos que no.
Esto es un efecto global también, ¿eh? Se ve mucho con la generación millennial, que en comparación a la generación X o a la anterior, que creo que es la boomer, pasa casi el doble de tiempo por día con los chicos, porque requiere mucha más supervisión, porque suponemos ahora todos estos riesgos como externalizados a los padres. Y la palabra es que la situación se está agravando. O sea, cada año es peor. Y la palabra es agravarse, porque es malo esto. Porque es malo que los padres tengan que pasar cada vez más tiempo con los hijos. Está mal. La verdad no es que hay que pasar más tiempo con los hijos, hay que pasar menos tiempo con los hijos. Los chicos tienen que tener más espacios seguros, donde puedan tener sus aventuras, y el riesgo no sea que los secuestran. El riesgo sea que se raspen una rodilla, se golpeen, se peleen con otro nene, pero no que se mueran porque los pisa un tren, o porque en el subte está lleno de degenerados.
Yo digo que si vos querés tener chicos en el futuro, en realidad tenés que pensar en cómo reducir la cantidad de tiempo que pasar con ellos, no en pasar más tiempo con ellos. Eso es un gran mito. Es, no, bueno, pero vos deberías pasar mucho tiempo con tu hijo. Eso lo pensás cuando no tenés hijos. Cuando tenés hijos te das cuenta que hay demasiado tiempo para pasar con los hijos. No saben lo que es tener 16 horas con un chico de 3 años. Es demasiado. Ya 3 horas es un montón, es infinito.
Yo siempre cuento esta historia de que un día, Luna, es un sábado, se despierta a las 7 de la mañana, nos vestimos, vamos a desayunar en la cafetería, agarramos el monopatín, vamos hasta el barrio chino, compramos un juguete, vamos al showcase, vamos al arcade, bajamos del arcade, hacemos trampolín park, sale del trampolín park, comemos algo, y dice "papi, ¿y ahora qué hacemos?" Y vos mirás el reloj y son tipo 12 y cuarto. Digo, me faltan 8 horas de esto, 15, ya hice todo, no hay más, no hay más diversión en el mundo, se acabó. Sentate ahí, mirá una pared, no tengo nada más que hacer con vos. Sobre el tiempo, sobre el tiempo con los chicos, es demasiado. Y porque necesitan más tiempo sin supervisación. Más tiempo donde puedan hacer cosas sin que el padre esté ahí mirándolos todo el tiempo.
Pero bueno, este es uno de los mitos que hay de la gente que no tiene hijos, porque están en la matrix, y la verdad es que yo les digo la verdad chicos, no tenés hijos, te ves muy boludo hablando de temas de hijos. Y lo siento gente, es así, yo también fui boludo, decía pelotudeces antes de tener un hijo, hasta que tuve uno y dije, ah, qué pelotudo que eras, no entendía nada.
Mitos y realidades de ser padre
Quería hablarles un poco de cuáles son los mitos de ser padre, los mitos que tiene la gente que quiere, o no quiere, o piensa de qué es ser padre, y voy a hablar de algunas realidades también que la gente no entiende muy bien.
El mito más común de los no padres es que uno se tiene que preparar para ser padre, que vos podés decir, che, tengo que tener mi casa ordenada, mis finanzas ordenadas, tengo que hacer cursos por cómo tener chicos, leer libros de educación, que vas a planificar la cuna, el cuarto, los juguetes, todo lo que va a tener. Uy, va a ser Montessori, pero con un poquito de Waldorf, y después va a ser todo esto, y después voy a ser... Y que todo eso toma tiempo, y vos tenés que tomarte tus años para tener todo ordenado, para estar listo en tu mejor estado posible para que tengas al hijo y lo traigas con las mejores oportunidades del mundo posible.
Y eso es un mito muy gracioso, porque todos los padres decimos lo mismo, que no existe el momento en el que estás listo para tener hijos, y no existe porque no entendés para lo que te estás preparando. Es como ver vídeos de YouTube sobre andar en bicicleta. Y, tipo, ¿cómo comparás mirar vídeos de YouTube en bicicleta con subirte una bicicleta? Te vas a pegar un palo, te vas a pegar un palo y punto. ¿Y qué es lo mejor que podés hacer para andar en bicicleta? Subirte lo antes posible, y andar, y pegarte el palo lo antes posible. Pero todo este mito de que tenés que estar bien preparado, ¿qué termina pasando? Te pasa factura. Te pasa factura porque en vez de tener tu hijo a los 27, los tenés a los 35. Y a los 35 no es tan fácil subirte a la bicicleta como a los 27. Te cuesta más, y los palazos duelen mucho más. Entonces ese mito de tener que estar preparado hace mucho daño.
Y hay un tema muy fuerte con la plata, con el tema de estar preparado, porque muchos dicen que quieren tener chicos cuando tengan la vida económica resuelta. O tengan casa, o que tengan muchos ingresos, o que tengan muchos ahorros. Y obviamente que la precariedad económica es una cagada, ser pobre es una mierda, pero se sobreestima lo que necesitás para tener un chico. Porque es caro, pero es mucho más caro en atención que en plata. Y en este tema, mucha gente, muchos no padres, hablan de que no tienen hijos porque no tienen la riqueza de sus papás, que su compraron la propiedad a los 27, o al de sus abuelos que tenían el campo, que no sé qué, yo digo, ¿qué dicen gente? Que vos no necesitás ningún tipo de plata para tener hijos. Nuestros antepasados eran monos que se cagaban de hambre en un árbol y tenían pibes igual, no se ponían a ponderar, no, me falta juntarme más banana para tener. Tuvieron pibes y sobrevivieron, y dijeron, déjense de joder. Nuestro, no sé, tataratatarabuelo, o nuestro abuelo de 1910, soñaban con cagar en un balde. O sea, ojalá, decían, por ahí mis nietos tengan un balde en el que puedan cagar. Y tenían 12 pibes. Así que, córtenla con eso de que tengo que tener plata para tener hijos. No, lo que tenés que tener es juventud y energía, porque eso es lo que más te va a pasar factura. Y después mirás si vos necesitás un tres ambientes en Recoleta para decir, ahora tengo la situación financiera para tener un pibe. Estás loco, estás loco y equivocado. Y encima después te tiran la de, no quiero traer un hijo al mundo para sufrir, si no tiene todas las oportunidades mejores. Dejá de llorar, dejá de llorar y ponela, loco, dejate de joder.
Y otro mito general de la gente que, entre comillas, decidió no tener hijos, es que ven el compromiso y el sufrimiento de tener uno. Porque ven un sobrino, ven un primo, ven un colega, y dicen, yo tengo una vida, un estilo de vida de mucho disfrute. Me encanta salir a bares dos veces por semana, irme de fiestas, viajar mucho, y yo veo a mi hermano ahí que está en el horno, tiene unas ojeras de la puta madre. No, yo tengo un estilo de vida que la quiero disfrutar y no quiero pasar por el sufrimiento, por ese sufrimiento de tener chicos, ¿para qué?
Pero yo te diría que es exactamente al revés ese mito, porque si vos ves el auténtico hedonismo, el auténtico disfrute decadente es tener un hijo. La vida tiene unas subibajas emocionales, tener un hijo, tenés los peores bottoms y los mejores peaks, los tenés teniendo hijos. Y tiene más subibajas que ser un drogadicto rocanrolero que se pasa de coca todos los sábados, no es nada lo que es tener un hijo, chicos, es muchísimo más intenso. Y además es decadente, te destruye tener un bebé, te destruye, te da daño cerebral permanente, cansancio, fatiga, frustración dura décadas, es un quilombo. Pero ¿sabés qué pasa? ¿sabés qué les pasa a los padres? Dicen, ché, todo esto que me pasó, tengamos otro, estuvo buenísimo. Son los padres los que estamos disfrutando la vida como la locura, porque estamos dispuestos a pagar tanto de nuestra sanidad que vamos a disfrutar esto hasta que nos lleve a la tumba. Así que, bueno, el real rocanrolero son los padres.
Realidades de ser padre: sueño, tiempo y estrés
De la misma manera que explico estos mitos, o estas cosas que dicen la gente que no tiene padres sobre ser padre, sobre por qué no ser padre, hay realidades de ser padre que son muy difíciles de comunicar, porque vos se las podés decir pero no lo entienden. Y esto va dedicado al que está por ser padre o el que quiere ser padre. Yo te voy a explicar estas cosas. Si esto no funciona, no hay arreglo en el resto de toda la humanidad. Pero esto va a ser el mensaje más fuerte posible que pueda. Porque quieren saber cómo es, y vos les decís las palabras, y te juro por Dios que no conectan, que no lo entienden. Es como decirte, no, no, vos subís el pedal y anda la bicicleta. Y el chavo te dice, ah, qué bueno, sí, ahora sé andar en bicicleta. No, no, no, no, no entendiste. Falta ir más profundo acá. Así que voy a intentar dar unas explicaciones del verdadero precio de ser padre.
La realidad número uno que hay que entender de tener un hijo es que lo primero que perdés es el sueño. Esto, dicho así, parece que lo entienden todos, ¿no? Es esto que digo, que las palabras no conectan, pero no lo entienden. Yo, Germán, que ya salió en el podcast antes, él tuvo una hija un año y medio después que tuve yo. Y, viste, estaba embarazada la mujer y me dice, bueno, ¿qué tips tenés para darme? ¿Cómo me preparo? Y yo lo miro así, como que lo miro intenso a los ojos y le digo, tenés que arreglar el sueño. Si no dormís, te vas a morir. Y me dice, ah, bueno, sí, se duermen poco, sí, me vienen diciendo eso. Y yo lo miro así con cara de, no sé si me entendió. Y a los seis meses, después tiene la hija, a los seis meses de tener a la hija, me junto con él y me dice, boludo, no puedo dormir. Nadie me dijo que no se podía dormir cuando tenías un hijo. Y yo le digo, yo te avisé, hijo de puta, yo te dije y no me creíste. No, no, pero no me dijiste que era esto. Y yo, sí, sí te dije, te dije exactamente que te ibas a morir.
Esto es porque el modelo mental del no padre de no dormir es, ah, me acuerdo cuando me fui el viaje de egresados a Bariloche y me quedé toda la noche chupando, mirando con las chicas, todo eso. Y claro, por ahí a los 25 dijiste, no, me acuerdo que ese sábado locura que tuve, ocho, con speed terrible, encima fui a mi casa y tipo, al mediodía del día siguiente y tipo, tremendo, tremendo. Claro, sí, pero en toda esa experiencia, vos fuiste el domingo a tu casa y te despertaste a las 8 de la noche del día siguiente y estabas bien. Y además, ir al boliche es fundamentalmente una actividad desestresante.
Te explico qué es con un bebé no dormir. Es como que fuiste al boliche y en vez de entrar al boliche, el patova te está gritando en el oído. ¿Cuánto? Y más o menos 30 minutos seguidos cada dos horas. Y vos entrás al boliche y el patova se sigue gritando. Y esto es así toda la noche. Y después a las 10 de la mañana volvés a tu casa y el patova está en tu casa. Y vos querés dormirte y el patova te sigue gritando. Y eso es ahí. El patova vive con vos. Está en tu casa. Está en tu cama. Está ahí para vos para siempre. Esta es tu vida ahora. Eso es no dormir. Eso es el verdadero no dormir de los padres.
Con Luna creo que no dormí cinco horas seguidas hasta las tres semanas de ella. Y ella, Luna, no durmió cinco horas seguidas hasta los nueve meses. O sea, los bebés se despiertan cada dos o tres horas y te gritan. Y te gritan y te destruye ese grito. Te despierta. No es una alarmita. No es un eh eh. Es tipo perforante. Entonces los bebés te sacan del sueño, te sacan tanto sueño que literalmente violan el convenio de Ginebra. El convenio de Ginebra fue escrito después de la Segunda Guerra Mundial. Dijeron, che, torturan demasiado a los prisioneros. Pongámonos de acuerdo en estas reglas. No vale sacarle, digamos, torturar mediante deprivación de sueño a los soldados. Si un adulto le hiciese a otro adulto lo que un bebé le hace a su papá, sería literalmente un crimen de guerra, gente. Es un crimen de guerra. Hay tratados internacionales.
Y encima pasa algo, me pasó con Luna, ya con Atlas estaba mucho mejor, preparado, pero cuando no dormís cinco horas por tres días seguidos, porque vos además tenés el marco de referencia que lo hacés una noche y al día siguiente te recuperás. Pero no hay recuperación con un bebé. Y al día siguiente te toca lo mismo. Cuando pasás dos o tres días que no dormís cinco horas seguidas, empezás un camino de decadencia cognitiva rapidísimo. Empezás a pensar peor. Y yo creo, y lo digo sin pelos en la lengua, que el periodo que pasé con Luna me dio daño cerebral permanente. Lo digo en serio, eh. Yo era Platinum One de LoL. Siempre estaba ahí, tocando diamantes, bajando. Después de un año que nació Luna, me instalé LoL otra vez a jugar, no pude salir de Gold. O sea, perdí tanta velocidad en un año y para mí es daño cerebral. Para mí voy a hacer un Catscan y sale un agujero negro ahí. Y fuiste vos, Luna, felicitaciones. Muy bien, yo apruebo. Apruebo que te comas a tu padre.
Yo digo que hay varias maneras de prepararse para esto. Y yo lo que te digo es, si vas a tener un hijo, conseguite una niñera full time nueve horas. No es tu abuela, no es una maternal, no es un amigo, no es vos con tu pura voluntad ni tu paternal leave. Necesitás una persona a la que le pagás y estás seguro nueve horas y te deja dormir. Si vos dormís cinco horas por día todos los días, sobrevivís y estás bien. Si vos llegás a dormir siete horas por día en dos bloques, tipo, todos los otros problemas son mucho más chicos. Este es el problema número uno de tener hijos. El daño cerebral de no dormir.
El segundo mito de tener hijos que nadie te explica, o sea, te lo dicen pero no conectan también, es el tema del tiempo. Y esto es cuando sobrevivís la etapa del sueño, ya el bebé a los ocho o nueve meses empieza a dormir más, ya tenés el ritmo más calado. Empieza la segunda parte brutal de tener hijos, que es la falta de tiempo. Y como no padre, vos operás tu vida con tremendos márgenes de seguridad para hacer lo que tenés que hacer. Tenés mucho margen. Porque típicamente, tenés ocho horas de trabajo, ocho horas de sueño y ocho horas de pelotudeo, ¿no? Y digo pelotudeo porque la cantidad de cosas que podés hacer en ocho horas y las terminás haciendo como entre que twitter y boludeando y hablando con un amigo y mirándote una peli, hacés una de las cincuenta cosas que podrías hacer. Pero tenés tiempo. Porque tenés dos o tres trámites en una semana, no los hacés hoy, tenés cuatro otros días para hacerlo.
Pero ahora viene un bebé. Y vos vas a tener un bebé y decís, bueno, para. El bebé duerme 12 horas por día. Y digo, bueno, está bien. Tengo 12 horas por día, son 12 horas que, bueno, ocho serán las que trabajo y otras cuatro tengo para hacer otras cosas. No papá, no. Son 12 horas por día, pero no son consecutivas. Duerme de a bloques de una o dos horas y el resto está despierto. Toda la noche. Todas las noches. No es que vos podés decir, decidís qué horas duerme. Y necesita supervisión prácticamente las 24 horas, porque vos no sabés cuál de esas veces que se duerme, se va a despertar a los cinco minutos.
Entonces vos decís, ah, yo tengo ocho horas de trabajo. ¿Cómo trabajás ocho horas y tenés un bebé que tenés que cuidar cada hora y media? ¿Y cómo dormís ocho horas, si en esas ocho horas, cada hora y media tenés que cuidar al bebé? En toda tu decadencia, todo ese tiempo, hay muchas cosas que no podés hacer. Irte al súper. No podés, porque tenés que cuidar al bebé. Y si el bebé no le gusta el carrito, no te funciona, o te grita, o le da hambre, no podés. Tus ventanas en las que podés hacer cosas son muy chiquitas.
Además, pensalo. Suponete que tenés dos padres con el modelo 8-8-8. Ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio, ocho horas de dormir. Bueno, entre los dos, las ocho horas de ocio de los dos son supuestamente 16 horas disponibles de trabajo. Pero un bebé son 24 horas de responsabilidad. Así que ya no cierran los números. Aún si optimizases, no tuvieses desperdicio. No entran las horas que toma cuidar un bebé, en las horas que tenés disponibles.
Es más, suponete que tu mujer no trabaja y estás 16 horas con el bebé, y vos estás ocho horas. Tampoco rinden, porque te digo, no son 24 horas que vos controlás. Son 24 horas aleatorias, desperdigadas por el día, interrumpiéndote todas las cosas que hacés. Así que simplemente no entran. O sea, todas las horas que vienen de un bebé no entran en tu esquema. No entran. Y es tan permanente y tan inflexible que lo que significa es que hay cosas que no vas a hacer. Directamente no cuadran en las operaciones de cómo manejás tu hogar.
Y esto, créanlo o no, empeora con el tiempo. No mejora con el tiempo. Empeora, porque un bebé tiene malos ciclos de sueño. O sea, esa es la parte chota de un bebé. Y eso se va arreglando. Pero una nena de tres años, que está despierta, que camina, que quiere jugar, puede consumir 16 horas seguidas de tu tiempo. Sin pestañear. Se despierta a las 7 de la mañana y hasta las 10 de la noche, por ahí con una siestita de una hora, puede consumir tu tiempo sin pausa, sin esperar nada. O sea, que en realidad la cantidad de horas que tenés que dedicarle a un chico sube con el tiempo. Se van controlando, pero sube con el tiempo. La matemática no cierra.
Por lo tanto hay muchas cosas que vos estás acostumbrado a hacer con tranquilidad, que simplemente no las podés hacer más. Trámites, tratamientos médicos. Muchos me conocen que uso unas tiritas en la nariz. Yo descubrí que me tenía que operar la nariz cuando Luna estaba 6 meses en la panza de Vicky. Y voy, estoy acá, averiguo cómo hacer el tratamiento y me dicen, che, es una operación ambulante, pero tiene como un mes de recuperación que no podés hacer fuerza. No puedo hacer fuerza, no puedo levantar un bebé. ¿Cómo hago un mes? ¿Cómo meto un mes de no levantar un bebé en mi dinámica familiar? Y bueno, y acá estoy, con las tiritas. Llevo seis años usando las tiritas. No se puede, no entra. Planificar unas vacaciones, ver los precios, las fechas. No existe nada más. No hay nada. Está todo desordenado. Tus finanzas, tus vacaciones, tus tratamientos, tus trámites. Todo mal está. Porque no entran. No entran en el itinerario.
Los padres, yo soy padre senior. El padre staff level me dice que cuando entrás en la secundaria recién ahí, empezás a recuperar el tiempo. Lo que termina pasando con el tema del tiempo es que te despertás a las 5 de la mañana, porque a las 5 de la mañana, entre las 5 y las 7, es una ventanita donde por ahí tu bebé o tu toddler está durmiendo y tu mujer está durmiendo y tenés dos horas del placer máximo de un papá. Silencio total. ¿Y sabés qué hacés en el silencio total? Trabajás. Te ponés a trabajar en tu trabajo, en las tareas que tengas que hacer. Te ponés productivo. No querés perder ni un minuto de tu tiempo libre que no sea trabajando. Porque cuando sos papá te das cuenta de lo productivo que podés ser cuando te enfocás y te ponés a hacer las cosas que tenés que hacer. No lo digo solo yo. Paul Graham dice lo mismo. Paul Graham dice, nunca fui tan productivo como tuve hijos. Pero el problema es que sos más productivo, pero no tenés el tiempo para usar esa productividad. Es trágico que pase esto.
Es muy fácil subestimar el compromiso de tiempo que tiene con un chico, porque el padre no está acostumbrado a tener baches de recuperación. Está acostumbrado a decir, che, hoy me siento medio mal, así que voy tranqui. No hay tranqui como padre. Está acostumbrado a decir, bueno, esto no me sale hoy, me sale mañana. Mañana tenés más responsabilidades. Tu déficit de tiempo es corriente. O sea, si te faltaron dos horas hoy para terminar lo que tenías que hacer, las tareas de mañana te van a traer dos horas más de retraso. Entonces, eventualmente eso, el déficit se va sumando. Vas a entrar en default. Entrás en default constante de las tareas.
Y esto no es gratis. No es gratis ese default. No es gratis esta constante preocupación y supervisión que tenés. Porque ahora llegamos a la última realidad de ser padre, que la gente no entiende hasta que lo vive, que es el estrés. Porque el mejor momento, como dije recién, el mejor momento que tiene un padre en su día, es el momento en el que trabajás. Es el mejor momento del día, siempre, para siempre, es así.
Yo cuando era pre-papá, leí un tweet que me di cuenta que iba a ser cierto cuando leí, me encantó, que es, la gente sin hijos vive de vacaciones. Todo lo que vos, sin ser padre, concibís como esfuerzo, como gasto de energía, es francamente una mariconada. Cuando uno dice, tuve un día laburo, me quemaron el bocho, estuve recansado, voy a ir a casa y me voy a recargar. Sí, yo quiero que te recargues, a trompadas te quiero recargar. ¿De qué te quejás, hijo de puta? Hoy fui a un café y dicen, no, ayer me acosté tarde, me recostó levantarme. Hijos de puta. Ustedes no saben lo que es el sufrimiento de verdad.
La realidad es que el problema central es que los hijos son una fuente infinita de estrés. El estrés es increíble. Es muy estresante estar con los chicos, al menos en las etapas iniciales, o sea, yo tengo, mi hija mayor tiene seis años. Es constante el estrés. Los gritos, las peleas, el estado permanente de alerta en el que uno vive. Te juro que los chicos se quieren matar. No es que por ahí se matan, se quieren matar. Están buscando el enchufe en el que pueden meter la lengua. Lo buscan. Van y lo encuentran y dicen, acá es, es acá, ahora, papá, lo voy a hacer ahora. Y vos tenés que estar permanentemente en estado de alerta. No podés tomar un vaso de agua, no podés hacer nada. Y no tiene sentido el peligro. No puede ser como puede ser madre naturaleza que nos haya cagado con esto. Un cachorro no hace eso. Yo nunca escuché a un cachorro que meta la lengua en un enchufe. Y yo estoy ahí mirando, tengo que tapar los enchufes. Así, permanente, permanente el estado.
Y el grito de los bebés te hace algo especial en el cerebro. Especialmente el grito de tu bebé. Yo estoy a dos puertas y diez metros de Atlas durmiendo y cuando hace un gemidito tipo, así, yo ya me desperté. Pero me desperté tipo saltando de la cama, listo, porque entró alguien al departamento y me tengo que matar con alguien. Así es como muy fuerte la sensación de alerta que uno tiene en el cerebro. Y bueno, uno está detonado por eso. El estado de alerta no es gratis. Es como un estrés permanente que uno tiene en la cabeza.
Una vez estaba con Luna cuando era bebé, estaba caminando por el departamento y me acuerdo que estoy yendo a buscar un vaso de agua o algo. Estoy haciendo algo, yendo para la cocina y Luna de la nada tira un chillido así tipo, así de una. Estoy caminando nada más. Me caí al piso. Literalmente fue un dardo de cortisol en la nuca, así, y me caí al piso. Me pegó un tortazo. Así de fuerte se siente el cortisol, ¿no? Y es tan alto, y que por eso el cortisol lo tenemos tan alto, que se crea el famoso dad bod. El dad bod no es que los padres somos inteligentes, que vivimos con un cortisol tan alto y además comemos bordes de migas, sándwiches de migas todo el tiempo. Comemos para el orto. No tenemos tiempo para pensar en la comida. Y tenemos un permanente estado de estrés crónico, ¿no? Entonces eso hace que subamos mucho de peso. Yo tengo una foto con Luna. Debo tener 15 kilos menos que ahora. Yo subí mucho de peso a lo largo del tiempo con los chicos, porque es mucho el estrés.
¿Saben cuál es el peor momento de un padre? El peor momento de la semana de un padre es el viernes a la tarde. Ese viernes a la tarde donde decís, empieza, empieza el calvario de 48 horas con los nenes y ya, de la pista 7. Cierra el pecho y decís, hoy no. Viene ahora, por favor, un día más de trabajo, por favor, un día más de trabajo. Mamita, por favor, ojalá prohibiesen los fines de semana. Yo no quiero tener ninguno más. De hecho, es un chiste común entre padres, es tipo, no podemos esperar más al lunes. El lunes es donde comienza el fin de semana de un padre. El lunes es el mejor día, porque ahora vos te vas y te dejan de gritar y te baja el cortisol. El trabajo es una actividad desestresante. Trabajar te desestresa, porque el nivel de cortisol del trabajo está acá. Y para vos, para no padre, ese es como tu pico. Pero cuando tenés hijos está acá. Entonces vos vas para acá y decís, ah, qué lindo, me encantaría trabajar 16 horas. Si alguien me dice, hay una semana yo te cuido al chico, vos laburás 16 horas por día. No terminó la frase y yo ya le encajé al pibe, porque es mucho estrés, es realmente mucho estrés.
Así que bueno, y ni hablar de que después te encajan feriados, que te encajan al pibe, las vacaciones de la escuela y todo. No, es terrible. Para mí las vacaciones no existen ya. Cuando un padre me dice, no, me voy a ir dos semanas de vacaciones con los chicos, yo pienso, pobre tipo, pobre tipo, por favor, prohíban las vacaciones para salvarle la vida a este tipo. No volvés recargado de las vacaciones con chicos, volvés mucho peor.
¿Por qué tener hijos? El acto moral y la apuesta máxima
No estoy haciendo una gran venta de lo que es tener chicos. Hasta ahora no hice ni un buen argumento de por qué tener chicos. Hice muy buenos argumentos para no tener chicos. Ya hablé de, hay tortura, hay daño cerebral, hay daño hormonal, hay daño permanente. ¿Para qué vas a tener chicos? ¿Para qué te sometés a todo esto?
Y bueno, mucha gente, muchos padres dicen esto. Una razón es pensar en tu propio futuro. La gente joven no aprecia mucho el paso del tiempo. Y hasta que no ve la decadencia de sus padres que no entienden qué es envejecer solo. Porque cuando tu papá empieza a tener problemas cognitivos, empieza a tener problemas físicos y todo eso, los tenés que ayudar para los trámites. Si no, no les salen las cosas y empiezan a entrar como en una espiral donde no les sale comer, no les sale cuidarse. Necesitan ayuda en serio. Y es muy difícil vivir eso solo. Y un hijo es un compañero para el resto de toda tu vida. Es alguien que cuando llegues vos a esa etapa, sabés que te va a proteger. O esperás, ¿no? Que te va a proteger, que te va a cuidar. No digo que te tengas que cuidar 24/7, pero sabés que no te van a dejar tirado, ¿no? Y hay un poco de egoísmo en esto. Dicen, ah, vos tenés hijos para que te cuiden nada más. Pero es un ciclo sano. Este es un ponzi que funciona. Este es el ponzi justamente que funciona. Y funcionó a lo largo de la historia, ¿no? Siempre había familias que tenían 4 o 5 hijos y había uno que se quedaba en la casa y después era el heredero principal de la casa en la que vivían. Y bueno, el más pobre se quedaba con la casa y cuidaba a los padres. Pero bueno, funcionaba. Es un ponzi que funciona. Peor es ahora que tenés que depender de un geriátrico y al geriátrico la vas a pasar para el orto y no lo vas a poder pagar. Pero bueno, el cuidado que vos ponés con tus hijos, bueno, un poco va a volver en el futuro. Y si te van a cuidar y van a asegurar que estés mejor, ¿no? Porque cuando tengas 70 años, no hay vuelta atrás de la situación en la que estás.
Para mí, el prospecto de tener 70 años y no tener a nadie, porque uno dice, ah, yo tengo muchos amigos, pero tus amigos van a necesitar ayuda también. Y ellos no te van a ayudar a vos. Vos necesitás gente joven y una persona de 30 años menor que vos no va a ir a darte de comer y cambiarte los pañales. La verdad que no va a pasar. Y no te va a poner en un geriátrico porque los geriátricos son realmente carísimos. Pero bueno, para mí es una buena razón para pensar en hijos. Decir, che, tengo que pensar en mi auténtica jubilación.
Yo tengo un argumento económico, ya lo mencioné antes en el podcast, en este episodio, que es el tema de preferencias reveladas. El 75% de los padres eligen tener más de un hijo. Para mí ese es el mejor argumento que hay sobre el trade-off de placer y beneficio versus costo de tener hijos. Porque los padres que sobreviven al primero, que viven esa experiencia espantosa de tener un bebé, un completo calvario, destrucción física y emocional, dicen, ¿sabés qué? Tengo ganas de tener otro. Es la mejor preferencia revelada de la historia. La gente con hijos decide tener más de un hijo, la mayoría, la mayoría.
Y yo voy a explicar por qué pasa esto, por qué todas esas cosas feas te pasan y aún así tenés ganas de tener otro hijo. Vos imaginate lo peor de lo peor. Imaginate que tenés esos días que dormiste dos horas, tenés unas ojeras acá, te sentís para el orto, comiste mal, tu hija te gritó todo el día, te volvió loco, te pidió juguetes, le dijiste que no, te hizo berrinches, no quiere comer, no se quiere lavar los dientes, no se quiere ir a dormir y vos mirás el reloj y decís, ay no, mañana te quiero a la escuela. Y si no te dormís ahora, mañana me vas a gritar a la mañana. O sea, no solo tenés el grito ahora, sino la perspectiva de un grito mañana. Es tipo, por favor, por favor, dormite ahora. Te dormís ahora o se muere Spider-Man. Hacés todo lo que podés. Te sentís horrible, te sentís mal, se desmayan, se desmayan en la cama y vos no das más del sueño, del estrés. Estuviste un día espantoso, te vas a la cama, te relajás, te consta decir, me voy a dormir. Pero antes de dormir, bueno, mirá un ratito el celu. Y agarrás el celu y sabés que lo primero que hacés, mirás una foto de tu hija. Mirás una foto de tu hija y de tu hijo y de tu bebé y un vídeo y lo disfrutás. Y por ahí te quedás dos horas mirando fotos de ellos. Lo que más querés hacer es ver una foto de tu hija, la que te volvió loco hace 15 minutos. Es una falopa inexplicable. No hay droga más adictiva que algo de ver a tus hijos, de sentirlos. Es una adicción insuperable. Querés verlos, abrazarlos. Aun cuando te vuelven loco los querés. Te están matando del estrés y los amás.
Y mirá, yo tuve, soy una persona bastante enamoradiza. Yo tuve muchos enamoramientos en mi vida y tuve sensaciones intensas. Y esas obsesiones, esos romanticismos, hacer todo lo que uno puede para tratar de conseguir a esa mujer que es tu objetivo. Te encanta, te fascina. Pero ninguno de esos enamoramientos llegó a lo que siento por Luna. Pero ni cerca. Hay una cosa de una fascinación, una obsesión que tengo con Luna, que nunca se pareció a lo que sentí por otra mujer. Y encima es mucho más desigual. Porque yo por Luna estoy dispuesto a darle todo. Yo le digo a Luna, sos lo más lindo del universo, sos mi princesa, daría todo por vos. Y ella no me retribuye a veces nada. Me mira con cara de póker. Una vez la frené, le digo, Luna, quiero que sepas que te voy a acompañar el resto de toda tu vida y pase lo que pase, te voy a amar con toda. Y ella me mira a los ojos y me dice, papi, quiero hacer pis. Le chupa un huevo lo que dije. Es la auténtica toxi. Es súper tóxica la relación. Pero te juro por Dios que no me importa. Porque es tan fuerte, es tan intenso lo que sentís por ellos, que no lo querés sacrificar.
La primera vez que Luna me dio un beso, lo tengo grabado en un vídeo, casi me desmayo de la endorfina. Me agarró como una emoción adolescente, así como un éxtasis, una locura. Casi me muero. Casi me muero del beso que me dio. Me mató. Más, cuando estuve escribiendo esta parte, acordándome de esa sección, veo el vídeo y me vuelvo loco. O sea, ya acordarme de lo que fue el primer beso que me dio mi hija, me volvió loco. Y después hay gente que dice que quiere vivir la vida sin hijos y se pierde esto. Y yo digo, qué boludo que son. ¿No ven que es lo mejor que te puede pasar en la vida?
Pero bueno, tener hijos es más que un placer demostrablemente superior. Porque ya está, los padres que deciden tener dos hijos están diciendo que vale la pena. O sea que, es un argumento muy sólido en un punto de vista económico, pero es muy sólido.
Pero además de disfrutar o querer tener un hijo, también hay un tema moral de tener hijos. Y a mí me causa un poquito de cringe cuando hablan de la moralidad de tener hijos, porque pienso que están equivocados los no padres por ignorancia y los padres por boludeces. O sea, al menos al no padre le puedo perdonar que no entiendan, ¿no? Pero los padres dicen, pero ustedes también... Hay unos que dicen, no, porque es tu deber biológico tener un hijo. Sacrificarte, sacrificarte para darle un bien a la sociedad. ¿Qué boludeces dicen? ¿Cómo vas a tener un pibe para dejar contenta a la madre naturaleza? La madre naturaleza es una hija de puta. Si puede, te come. Es una hija de puta. Yo no voy a hacer nada por madre naturaleza. La madre naturaleza me quiere matar. Y mucho menos tener chicos para la sociedad. ¿Qué es eso? ¿Tenés hijos para otros? No, no, no. Tener hijos es un acto profundamente individualista. Es para lo que recibís vos. Es un acto de sacrificio por otro. Así que yo pasaría a la sociedad por una licuadora a favor de mis hijos. ¿Qué me importa? Sí, es individualista tener hijos porque es algo para vos y no para ellos.
Y yo creo que parte de la confusión viene de que hay una concepción muy popular y muy malentendida de películas, de historias, de narrativas, que es el escenario donde el padre se sacrifica su vida o su bienestar por los hijos, ¿no? Sea matándose trabajando para que tengan un mejor futuro, o tipo Armagedon, matándose para salvar a la felicidad de su hija. Y es como un acto de amor y sacrificio, ¿no? Que el padre lo da todo por los hijos, da su vida para el bienestar de su hijo, ¿no? Pero en realidad es un acto de puro egoísmo. Esto está muy mal entendido porque cuando tenés un hijo, tenés una experiencia tan intensa, especialmente a esos años de bebé, pasás tanto tiempo con ellos, los ves tanto, los sentís tanto, te ven tanto. Es tan intensa la relación que armás con ellos, que empieza a formarse como un sentido de identidad. Empezás a ver a tu hijo y encima ves que es una extensión tuya, ves lo que es parecido a vos y lo que es distinto a vos, y lo ves como una extensión de tu vida. Esto, bueno, algunos psicólogos me dirían que esto está mal verlo así, yo creo que hay corrientes psicológicas que dicen que esto es como se percibe y punto, pero yo lo veo así. Luna es una extensión de mi vida, salió de mí y es yo. Luna es yo. ¿Se entiende? Somos la misma identidad. Entonces yo no me puedo imaginar una vida sin Luna, y no es que no me lo imagino como un super relativo de qué doloroso sería una vida sin Luna, no la puedo pensar, porque es como pensar que yo hubiese nacido mujer. ¿Cómo sería yo mujer? No tengo idea. O australiano, no tengo idea. ¿Qué es una vida sin Luna? No tengo idea, no tiene sentido porque Luna es yo. Yo soy Luna. Luna es yo.
Y los padres, los padres que han tenido la terrible y desafortunada experiencia de perder un hijo, en general te dicen que el problema que tienen es que sienten un hueco. Obviamente que hay dolor y hay que tratar de llenarlo con algo, pero es un hueco. ¿Por qué? Porque perdieron una parte de su identidad. No es que sufrieron algo, no es que se golpearon, es perdieron identidad. ¿Y qué hace cuando uno ve un hijo y está el riesgo de perderlo, o que se puedan morir, el caso narrativo extremo, y que vos puedas sacrificar tu vida por ellos? ¿Es difícil hacerlo? No, no es un acto de sacrificio, es un acto de supervivencia. Luna es yo. Yo no puedo permitir que se muera. Si se muere, pierdo mi sentido de existencia. Yo tengo que morirme. Cualquier padre decente y conectado con sus hijos no duda un segundo en morirse a favor de sus hijos. Entonces, ¿cómo puede ser un acto moral algo que harías por instinto, por naturaleza, por supervivencia? No es, es normal. Es tipo, tengo hambre, me como una hamburguesa, mi hijo está en peligro, sacrifico mi vida. Este tipo, en el mismo nivel, el mismo nivel de la edad.
Pero sí esta, esta mecánica indica que tus hijos, para vos, tienen más valor que tu vida. Y eso es muy importante, porque significa que dar tu vida por ellos, o sea, vos la percibís como un intercambio siempre beneficioso. Así que esto es importante, el argumento que voy a decir yo. Hay un acto moral involucrado en tener hijos, pero no está en la disposición de tu vida para el sacrificio. El acto moral está en la concepción, porque es cuando tenés un hijo que ahora estás asumiendo ese compromiso de que vas a mezclar tu identidad con la de tu hijo, y vas a estar atado de por vida a hacer ese sacrificio. El momento en el que ponés a tu vida en riesgo no es cuando la vida de tu hijo está en peligro, sino cuando concebís un hijo. Cuando decidís ser un padre, es el momento donde estás poniendo tu vida en juego, para siempre, todo momento. Y es una apuesta, porque es una apuesta, porque haga lo que vos hagas, hay un riesgo absolutamente inevitable en tener hijos. Está el riesgo de perderlos. Cuando decidís tener un hijo, empieza un conjunto de ansiedades y miedos nuevos, que pueden ser que sea un hijo que nazca con una enfermedad, una enfermedad terminal, o una enfermedad crónica. Todos los padres sufrimos enormemente cada test que hay que hacer en el proceso de embarazo para ver si tu hijo es sano, que no tiene problemas cromosómicos, que no tiene problemas crónicos, que está vivo, que está bien. Cada test es una revelación de la apuesta que acabamos de hacer, de que estamos dispuestos a dar nuestra vida y estamos viendo qué es lo que está pasando con nuestra apuesta. Nuestros chips están en la mesa y estamos viendo la pelotita en la ruleta girar, y no podemos hacer nada, tenemos que aceptar los resultados. Y además pueden nacer sanos y pueden fallecer por un accidente. Se puede caer, se puede lastimar, le puede pasar algo horrible, puede fallecer por un acto criminal, puede pasarle algo terrible en una vía pública, en un espacio público, los pueden atacar, los pueden matar, los pueden lastimar. Y todos esos riesgos no los podemos mitigar. O podemos mitigarlos, pero no los podemos eliminar. Tenemos que aceptarlos. Y acuérdense que en todas estas situaciones, todos los padres estamos dispuestos a dar nuestra vida por nuestro hijo.
Entonces, ¿qué significa? ¿Qué significa que los padres vivamos esta montaña rusa de emociones? Significa que hacemos la apuesta máxima. Hacemos la apuesta de algo que vale más que nuestra vida, esta sensación de identidad que tenemos, nuestra vida y nuestra identidad, por un riesgo que no sabemos que puede tocar. Por un riesgo máximo. Estamos poniéndolo todo y el payoff de que la apuesta salga bien es que vamos a tener un alma nueva que nos va a acompañar el resto de toda nuestra vida. Una persona nueva que este premio absoluto que nos da de realización personal, de emoción, de felicidad, de adicción, de toxicidad, todo a cambio de poner nuestra vida y someternos al riesgo de que algo salga mal.
Señoras y señores, el acto supremo de moralidad del ser humano es tener hijos. Porque es la apuesta máxima. Así de sencillo es.
Con esto voy cerrando y le doy un enorme agradecimiento a mis hijos, a Luna y Atlas, por estar conmigo. Están acá. Atlas hecho un bebé, Luna ya hecha una nena de seis años. Por sobrevivir. Sobrevivieron todos esos primeros grandes riesgos. Vendrán otros riesgos en el futuro, pero yo ya disfruto de su compañía. Por darme ese premio tan grande a cambio de la apuesta. La apuesta de estar dispuesto a poner mi vida a disposición por ustedes y dejarme trascender. Porque hice esa apuesta y apostar es el acto moral.
Y bueno, quiero que sepan que este episodio está dedicado principalmente para Atlas. Esta vez te toca a vos, pero a los dos los voy a amar para siempre.
Con esto damos por cerrado para siempre a Tecnología Informal y espero que les haya gustado. Si les gustó el podcast, denle follow para saber de los nuevos episodios y síganme en Twitter en @Conanbatt.