Tecnología Informal

075. Conanbatt: La Belle Époque

  • 48:25
  • Fri Dec 12 2025
  • Temporada 2 • Ep. 37
  • tecnología informal
  • founder story
  • historia personal
  • startup argentina
  • trabajo remoto
  • programadores argentinos
  • historia de amor
  • emigrar a eeuu
  • vida en silicon valley
  • desarrollo personal

En este nuevo episodio de Tecnología Informal, volvemos a los episodios personales. Es una continuación espiritual de Origins, pero esta vez, mucho más íntima. Cuento cómo fueron mis veintes, lo que llamo mi Belle Époque: los años de ambición, decisiones difíciles, aventuras profesionales y sentimentales. Desde conocer a Vicky —mi mujer y madre de Luna— hasta las primeras migraciones a Estados Unidos, los trabajos remotos, los cambios de carrera, los rechazos, los reencuentros, los saltos de fe… y la llegada de nuestra hija. Una historia sobre crecer, jugársela, empacar, desaprender y volver a empezar. Y de cómo, sin saberlo, todas esas decisiones nos estaban llevando a ella. 🔗 Encontrá todas nuestras búsquedas abiertas en: silver.dev/jobs 🎓 Prepará tus entrevistas con Interview Ready: ⁠ready.silver.dev #startup #tecnologiainformal #founderstory #gotech #emigrar #historiaspersonales

"Pero para que sepas esto vos, Luna, el tío Germán conspiró en contra de tu existencia. O sea, si fuese por Germán, no existirías. Que te quede claro eso."


En este episodio de Tecnología Informal volvemos a la seguidilla de los personales, de contar mi historia personal, que es importante para mí, o se volvió importante en este podcast. Expresar mi historia, dejarle un registro a mi familia, a mi hija, dejar un registro de las cosas que me fueron pasando, que son preguntas que me he hecho de mis propios padres, por ejemplo, y que no tengo el mismo medio de comunicación.

Vamos a hablar de mis veintes, lo que yo diría que es la belle époque. Son los veintes donde uno es joven, ambicioso, tiene aventuras, le pasan cosas, toma decisiones, hay virus. Por ahí lo más importante de mis veintes es que conocí a mi mujer, conocí a Vicky. Cuando estaba haciendo Kaya.gs había salido de una relación de cuatro años y estaba soltero. Empecé un tiempo de descanso, de recuperación de toda esa relación, pero después empecé a salir otra vez, a conocer gente.

En esa época, estamos hablando de 2009, 2010, 2011, particularmente 2011, no existía Tinder. O al menos no estaba en Argentina. Me acuerdo que en esa época estaba Badoo, pero ese se murió rápido, eran todos bots, era un espanto. Entonces todavía había que conocer a las mujeres de la manera tradicional. Tenías que ir a hablarles, a veces a desconocidas, en lugares públicos. Una locura lo que hacíamos. Trabajaba mucho por referido, hablabas con amigos, veías cómo te metías en un evento, ibas a una fiesta, a un lugar y tratabas de hablar con alguien, ver si pegabas onda. Pero había que ponerse las pilas, especialmente como varón, era un bear market: tenés que ir y cazar, si no, no comés. Si no salís de tu casa a hacer cosas, no comés.

En un momento me juntaba con un amigo de la secundaria, un amigo muy cercano, mejor amigo, que también estaba saliendo de una relación muy larga. Empatizábamos por ese periodo de dolor personal. Estábamos caminando por Belgrano y en un momento me dice: "Mirá, ahora que pasamos por acá, hay un local de ropa ahí donde trabaja una amiga, la voy a ir a saludar y después seguimos de largo". Me acuerdo que él entra al local y me dice: "No, esperá acá afuera", y me deja esperando ahí en Cabildo. Entra, sale una chica y se pone a hablar un rato. Le pregunto: "¿Esa quién es?" "No, es una amiga de hace mucho tiempo", me dice. Pero en realidad, hoy a la noche la ve, hay una fiesta, una reunión, y de paso que pasé, la saludé. Le digo: "¿Me puedo colar? ¿Puedo ir a esa reunión?" Y me dice: "No, no, no". Claro, él estaba diciendo: "Che, yo tengo una fiesta, este es el lugar donde picoteo yo, no voy a dejar que entre cualquier otro acá". Así que ahí Germán me hizo un cockblock total, me dijo: "Acá vos no entrás, quedate afuera". Además, me dijo: "Olvidate, esa chica está en pareja, así que no, ni intentes".

Entendería después de esto que esa chica y Germán eran amigos hace siete años. Por siete años yo no sabía de la existencia de esta chica y se la vino guardando a ella y a su grupito de amigas hace mucho tiempo, no quería mezclar con el nuestro. Está el grupo de los amigos de la secundaria, está ese grupo donde él quería picotear, pero bueno.

Pero para el cumpleaños de Germán, que fue en diciembre de 2011, ahí colisionaron los mundos. Invitó a los dos grupos, vamos a la casa de él y ahí aparece Vicky. Ella vivía en Belgrano, contaba que estaba estudiando para ser corredora inmobiliaria, trabajando como administrativa en el ejército, tenía un empleo público part-time. Pero para que sepas esto vos, Luna, el tío Germán conspiró en contra de tu existencia. Si fuese por Germán, no existirías, que te quede claro eso.

Después la conocí en el cumple, muy corto, ni la hablamos, la ubicaba, pero no mucho. Meses después nos juntaríamos en un bar de Belgrano que era el Donza, un bar que tuvo un veranito y después se fue a pique. Ahí fue una salida más tradicional donde la conocí y tuvimos una química inmediata, había interés, nos gustábamos. Así que me puse los pantalones, saqué mi Nokia, porque no había smartphones en esa época, no eran comunes, y le pedí los números.

Voy a agregar lo fuerte que es pedirle un número de teléfono a una mujer en 2011, porque mandar un mensaje de texto en esa época se pagaba por mensaje. Si le mandabas un mensaje de texto a alguien, era como ya estaba listo para casarte, era todo, porque era carísimo. Por ahí una charla de una noche te costaba 7 dólares. Así que era muy importante, intercambiamos teléfonos y empezamos a chatear a gran costo personal y financiero.

Después de hablar empezamos a salir casualmente. Los dos estábamos saliendo de relaciones muy largas, entonces no estábamos en una búsqueda clara de pareja, era un poquito casual la relación. Vicky decía que no quería comprometerse a nada, y yo le dije: "Mirá, nos estamos viendo muy periódicamente, nos vemos toda la semana, eventualmente nos vamos a enamorar", así como si fuese un robot. Ella no me creyó, pero pasó un poquito, nos empezamos a enamorar, nos veíamos toda la semana, dos o tres veces por semana y le digo: "Ya está, esto es cualquiera, vamos, somos novios oficiales". Y esta va a ser la primera vez que Vicky me rechazó. Me dijo que no, no somos novios, pero tampoco quería que veamos a otras personas. O sea, éramos no novios y exclusivos. Lo que quería era una relación contractor: en los papeles no hay nada, pero en la práctica éramos un noviazgo.

Creo que el momento bisagra de la relación con Vicky fue en su cumpleaños del año siguiente. Yo la conocí a fines de 2011, principio de 2012, ella cumple en octubre y en octubre de 2012 ya nos veíamos todo el tiempo. De facto éramos una pareja, pero ya era ridícula la situación. Me dio la directiva de que en su cumpleaños yo no podía hacer nada que indique de manera pública que éramos pareja. Era totalmente secreto, no lo podía saber nadie. Obviamente el grupito chiquito sabíamos que estábamos saliendo, pero no era oficial. Le dije: "Está bien, esto es lo que querés, está todo perfecto". Fui a su cumpleaños y me puse a hablar con otras chicas, intercambié números. No le gustó un carajo eso. No pudo sostener los celos y en pleno cumpleaños va, me agarra y me clava un beso en frente de todos, marcando territorio. Podría haber hecho un círculo de pis y decir: "Este es mío". De ahí ya se volvió innegable que éramos pareja. Más o menos octubre, noviembre dijimos: "Ya está, ya somos presentables en familia, ya estamos pensando en un noviazgo".


Kaya.gs, el final y la oferta de Scribd

Si seguimos el timeline, Kaya.gs es un proyecto que termina en marzo de 2013. Yo estaba en los últimos meses de Kaya, que estaba en su caída final. Pocos meses de tener esta relación con Vicky, me sale la oferta de Scribd. Me dicen: "Ahora te venís a vivir a Estados Unidos". Era una oferta game changing: me ofrecieron $100.000 al año. Yo estaba quebrado, no tenía un mango, no tenía proyecto, no tenía trabajo, no tenía carrera. Era una oportunidad soñada, no la iba a rechazar. Tenía que agarrarla. Además, la aventura, todo. Estaba buenísimo.

Pero estaba en una nueva y vibrante relación romántica, este principio de noviazgo. Estábamos realmente muy bien, nos llevábamos muy bien, nos amábamos, aunque teníamos solo 3 o 4 meses de noviazgo oficial, pero llevábamos como 9 meses saliendo y nos veíamos todo el tiempo.

Un día voy con Vicky a un café en Belgrano R. Nos sentamos y le digo: "Mirá, ahora se está volviendo real esto de irme a vivir afuera, me van a hacer una oferta y la voy a aceptar. Yo voy a irme para allá de manera permanente". Es un momento icónico de nuestra relación que obviamente la afectó y descarga su frustración en el té. Ella pidió un té y le trajeron ese que pones las hebras en el coladorcito y tenés que esperar unos minutos, y se frustra y dice: "¿Para qué meten este té? Este té no se entiende, no entiendo cómo tengo que usarlo, quiero un té común, quiero un té que se entienda". Pero era la frustración de la situación, de que estábamos de facto cortando.

Yo le vine con una solución: declaro los problemas y le digo: "Venite conmigo. Nos casamos, te hacen la visa y te venís a vivir conmigo". Y me rechazó, otra vez. Me dijo básicamente que estoy loco y que no iba a abandonar a toda la familia y a la carrera y a su plan de vida por un tipo con el que salió hace cuatro meses.

A nosotros no nos servía la idea de una relación a distancia, porque además yo me fui a San Francisco no con la idea de una aventura de un año, sino con la idea de ganar, de que me iba a ir bien y me iba a quedar a vivir en Estados Unidos. No era que me iba un año y después viajamos un poco y lo arreglamos.

Decir que me fui a San Francisco es poco. Corté con la novia, no tenía un mango, literalmente tenía un billete de $20 en el bolsillo. Fui en dos periodos: primero en marzo, que estuve un mes; después volví, terminaron la visa y volví en junio o julio, y ahí ya fue permanente. Pero cuando fui ese marzo no tenía plata, literalmente tenía un billete de $20, no tenía plata en la cuenta de banco, nada. Ese primer mes que viví ahí, no tenía sign on bonus, no había cobrado nada, viví con ramen instantáneo los fines de semana. Comía en la oficina: café, desayuno, almuerzo, cena en la oficina, y después iba a casa el sábado y el domingo y me clavaba un ramen instantáneo de dos o tres dólares y sobreviví con eso hasta el lunes.


Primeros pasos en Scribd

Me metieron en el equipo de Frontend y eso fue loco, porque Scribd era una empresa de más o menos 30 programadores, el equipo de Frontend tenía tres o cuatro personas. Cuando entré, el líder del equipo fue realmente muy bueno, me dio mucha atención genuina para hacerme un buen onboarding, porque pasaban un montón de cosas que yo no entendía. Yo trabajaba en Ubuntu y Linux y Veeam, ese era mi setup, y me dieron una Mac, la primera vez que había tocado una Mac en mi vida. Estaba en otro universo. Me dicen: "Instalate Sublime, con eso tenés el editor", me recomiendan unas apps, me explican cómo ponerme el Veeam en el Sublime. Me trataron como un junior, que lo era, en todo aspecto lo era, porque tenía un año y medio como independiente y un año en una consultora, nada.

Scribd tenía este ritual que a las 3 de la tarde te ibas a tomar un café. Cuando vamos a tomar el café, es mi primer café con todos, todo awkward, y el líder me agarra y me dice: "Igual hoy es mi último día". Muy bien, empezamos muy bien. Yo estaba solo, porque no es que conocía a tres personas más, o entré por un amigo, yo entré puro mercado: mandé un currículum, me entrevisté, entré, no conocía nada, nadie, y estaba muy jugado.

Para mí era una jugada muy importante, entonces estaba solo y paranoico. Necesitaba que esto funcione bien y tenía que salir de mi parte, porque nadie me daba un guidance claro. Me trataron bien en la empresa, pero yo no sabía cuál era la expectativa, sabía que no sabía.

Me acuerdo que mi segundo día de laburo, ese fue mi primer día. Segundo día dije: "Voy a llegar temprano y voy a laburar tres horas más que todos y con eso voy a ir mejorando más rápido". Llego a las 8 am a la oficina, abro la puerta, prende la alarma de todo el edificio, porque el primero tiene que desactivar la alarma. Se prende la alarma, llaman al jefe de la empresa para que venga, para que baje la alarma, papelón. Ya mi segundo día pasé un papelón, pero me dieron el password de eso y después de ahí en adelante fui el primero a la oficina por mucho, mucho tiempo. Eso era parte de lo que ponía yo para que me vaya bien: ser el primero y además era el último que me iba. Por ahí para quedarme por la cena y no gastar esos pocos dólares que tenía, pero me quedaba siempre.

La primera hackathon, en el primer mes que estuve, fue en marzo o en junio, no me acuerdo. Apenas entré, hicieron una hackathon de traer algún proyecto. La gente construía cosas sobre la plataforma y yo no conocía nada, pero dije: "Vamos a ponerle ganas". Aprendí a usar HBS y un poquito de SQL y Analytics, y vi que Scribd tenía muchos Analytics. Hago mis queries muy sencillas, muy de junior, pero con curiosidad genuina, y descubro que el 60% del tráfico era LatAm. Dije: "Wow, esto es una locura, descubrí una mina de oro". Hago mi presentación de cómo probé los Analytics, cómo me hice las preguntas, hice como un data science crudito y me aplaudieron, me dijeron: "Le pusiste ganas, pero ya lo sabíamos todos. Estas son estadísticas viejas".

El primer proyecto que me mandaron a hacer era el search input de arriba. Lo tuve que rehacer yo desde cero, pero había un problema: me metieron en el equipo de frontend porque en Kaya.gs había hecho mucho trabajo de frontend, pero yo no hacía styling. Hacía componentes, un poco de librerías, real time, pero el CSS lo hacía Patricio. Me mandaron eso y no entendía cómo leer CSS, literalmente no sabía. Creo que ellos no sabían que yo no sabía. Así que lo aprendí a las trompadas. Desde las ocho de la mañana era: "¿Qué es CSS? ¿Smart Shielded? ¿Qué carajo es esto?" Me acuerdo que mi jefa en un momento me dijo: "Che, te estás tomando un montón de tiempo esto". Yo estaba sudando la gota gorda. Años después le confesé al que sería mi lead, al segundo lead, que no sabía CSS, y puso una cara de sorpresa: "Ah, la repiloteaste, ni me di cuenta que eras completamente ignorante de todo esto".

Más allá de las anécdotas, la empresa me tuvo mucha paciencia. Además tenía un inglés mucho peor que el que fui armando. Empecé a tomar clases de inglés allá, empecé a mejorar producción, voice coaching. Con muy poco tiempo empecé a ser dueño de muchas superficies: la home en un momento era mía, search, library, profile. Tenía cuatro o cinco superficies de las más grandes, con millones de usuarios, que eran mías. Yo era el experto en cómo ejecutarlas, cómo entenderlas, etc.

El equipo de frontend era chico y además estábamos re adelantados del equipo de backend. Pasaron como un año y medio hasta que frontend era un bottleneck. Nosotros siempre estábamos adelantados.

Mi lead de ese momento, se fue uno, que era Michael Glass, y el que terminó siendo lead no era un buen manager, pero a nivel técnico era muy bueno, nivel staff. Era Leaf Corcoran, que estaba por lanzar su sitio personal. Cuando entré lo vi la primera vez: Itch.io. Si saben lo que es Itch.io, les va a volar la cabeza. Si no saben, es por ahí la plataforma independiente para vender juegos más importante del mundo.


Sobre Leaf Corcoran y el ambiente técnico

Les voy a contar un poquito sobre mi lead, sobre su nivel técnico. Él abandonó la universidad, la de Rochester creo que era, para entrar a Scribd. Scribd hacía mucho de agarrar a la gente antes de que se gradúen. Le gustaba mucho el espacio de los juegos y el lenguaje Lua. En esa época estaba muy de moda CoffeeScript. Esta idea de transpilar un lenguaje para poder agregarle cosas fue muy innovador. Andaba muy bien. A mí me encantaba CoffeeScript, que se murió cuando hicieron el cambio de JavaScript. Pero a él le pintó: "¿Sabés qué? Se puede hacer un transpilador. Voy a hacer un transpilador de Lua" y lo llamó Moonscript. Después hizo un package manager para Moonscript que se llamaba Moonrocks, basado en LuaRocks. Armó el lenguaje, armó el package manager para su nuevo lenguaje. Después armó su framework, un framework estilo Rails, pero en Moonrocks. Se armó su framework en base al lenguaje que él transpiló y después hacía los paquetes que andaban en Lua, los hacía andar en Moonrocks o creaba sus propios paquetes. Encima de todo ese stack, hizo todo eso mientras trabajaba en Scribd. Era un auténtico full stack developer, una manija total.

Ustedes se quejan de cuando yo hablo de tipeo. Él se armó una app que le mostraba cuánto tipeaba por día y trataba todos los días de tipear más que el día anterior. Me acuerdo que logró una racha de GitHub de cinco años consecutivos con contribuciones todos los días. Verde clarito, muchísimas contribuciones por cinco años.

Su mejor amigo era Adit Bhargava, autor del libro Grokking Design Algorithms. Ellos protagonizaron uno de los eventos más graciosos de Scribd. En un momento querían aprender a dibujar. Todas las tardes, después del horario laboral, se juntaban en la cocina, en el espacio público, y se ponían a dibujar. De esos dibujos salió el libro de Adit, que es muy popular. Grokking Design Algorithms sale de ahí.

Un día cae Leaf a la oficina con un cuadro gigante, un retrato de Adit, que no estaba muy bien hecho, pero era obviamente Adit. Llega y lo pone en el escritorio de él. En la oficina de él tenía un retrato de su compañero de trabajo. Lo veo y le digo: "No puede ser tan autista, esto está re mal". Me empiezo a cagar de risa. Cuando llega Adit, lo ve y pone una cara de completo disconfort, estaba re incómodo, pobre tipo. Fue y se quejó con la jefa. La jefa agarró el cuadro y lo escondió. No apareció hasta la mudanza de la oficina, que pasó como dos años después. Leaf le dice: "Pero es mi cuadro, no me lo podés esconder". Y le dice: "No, porque esto viola sexual harassment policies". Así que ya está.


Adaptación a Estados Unidos y la vida en San Francisco

En Scribd la pasé muy bien y me fue yendo bien cada vez más rápido. Mejoraba el inglés, mejoraba la técnica, me adaptaba. Me acuerdo una vez que el proyecto típico tardaba dos semanas en salir. Faltaban cuatro días hábiles para que venga Thanksgiving y querían hacer Gift Cards. Me dieron el proyecto, me dieron los diseños un miércoles. El jueves empecé, me preparé un café y me quedé toda la noche. El viernes llegan todos a la oficina, son las 11 de la mañana. Les digo: "Chicos, ya está para QA, está para que lo revisen. Estamos en review. Yo me voy a dormir a casa". Lo terminé.

Me iba bien, tenía reputación en la oficina. Pero gran parte de esto no es solo el trabajo. Vino una asimilación a Estados Unidos. No es solo vivir allá y yo no iba allá para hacerme amigos argentinos y hacerme el loco con los yanquis y comerme un choripán todos los días, no. Yo quería adaptarme a la cultura americana y vino mucho de la mano de una persona que se volvió mi mejor amiga en Estados Unidos, Emily Claflin. Ella era la office manager de la empresa y me había ayudado un montón al principio para adaptarme, para conseguir papeles, para meter el Airbnb, para comunicarme con la gente que tenía que venir.

Después ella me contó que su primera impresión mía fue muy mala. Pensó que le caí muy mal cuando caí a la oficina con una valija de vinos y me dijo: "¿Qué vinos trajiste?" Le digo: "No, no, I have a wine guy". Y me dijo: "¿Qué nove este tipo? ¿Quién tiene un wine guy?" Años después vendría a Argentina, iría con ese wine guy y le compraría docenas de vinos. Así que fui redimido por la historia. Soy un gusto adquirido, a la gente le caigo mal al principio y después se lo toma mejor.

Cuando digo que me ayudó a asimilarme, ¿por qué? Porque ya para el primer 4 de julio que estuve en Estados Unidos me invitó al festejo con su hermana y sus amigos. Yo estaba ahí, eran cuatro o cinco americanos y yo. La hermana tenía una remera de la bandera americana, estaban todos re manija. Eso fue en Dolores Park, una de las plazas más importantes de San Francisco, la más hippie, con olor a porro, la más relajada, muy clásica. Fue el principio de esa transformación en volverme americano. Yo me considero americano, no 100% americano, no sé, 30% americano. Por eso cuando digo "soy americano", la gente me dice: "Pero América es todo el continente". Yo soy americano, no pienso en esos términos. Soy argentino-americano, tengo las dos cosas.


Relación a distancia y regreso a Argentina

Entre marzo de 2013, que entré a Scribd, y diciembre de 2014 es la duración de la visa. Fue un periodo con una relación muy confusa con Vicky, porque hablábamos frecuentemente, pero la verdad que no supimos manejar la situación. No es que ella no venía, yo le decía, los dos decíamos: "La relación a distancia no existe, no es un plan serio", pero tampoco cortamos y dejamos de hablarnos. Nos hablábamos con mucha frecuencia, capaz todas las semanas, y eso no fue muy sano. No nos dejaba soltar, no nos dejaba entender. Frecuentemente teníamos que hablar y decir: "¿Pero qué es esto? Esto no es una relación a distancia, no estamos en pareja". Yo le decía: "Si vos querés venir, podemos ver, pero yo no me voy a volver a Argentina". Generaba subibajas fuertes toda la situación, y no fue muy sano.

En un momento me va a visitar, al final de 2013, se queda conmigo, todo muy desarreglado, la verdad que es un poco serio. Pero, ¿qué hacés cuando tenés una química muy buena, una relación muy buena, y las circunstancias te separan? ¿Qué se supone que tenés que hacer? Teníamos esas conversaciones de si yo volvería a Argentina, yo pensaba que no iba a volver, y le decía que ella se venga, ella me decía que no se iba a venir. Llevamos una década a esta altura echándonos en cara este tema: ella dice que yo me fui y la dejé, y yo le digo que ella se quedó y me abandonó. Nos echamos en cara y nos vamos a echar en cara eso hasta el fin de nuestras vidas.

Para fin de 2014 mi visa se acababa, tenía que saltar a la siguiente visa, la H-1B, y no calificaba bien. Se debatieron ideas loquísimas. Me acuerdo que mi jefa, en un momento, estamos con el abogado y dice: "¿No lo puedo casar a Gabriel con alguna mujer de la oficina y listo?" Y el abogado le dice: "Voy a hacer de cuenta que no escuché eso".

Era una batalla contracorriente. Creo que si tenía ganas reales, por ahí lo podría resolver, intentaba la O-1, o la H-1B doblando algunas cosas, cutting some corners, o probaba un plan más agresivo, pero en gran parte yo quería volver. Los incentivos para mí eran volver porque especulaba con que me iban a mantener el salario desde Argentina, iba a tener menos costo de vida, mucha más plata, y tenía cierta insatisfacción en Estados Unidos. Además, estaba Vicky. Para mí la idea de volver a Argentina, de tratar de volver a estar otra vez con Vicky, era importante también.

Finalmente pasó eso, la visa no se hizo, y me dijeron: "Vas a poder trabajar remoto desde Argentina". Me lo gané por haber trabajado muy bien en la empresa, y me mantuvieron el salario. Perdí algunos beneficios, pero mi salario era $150.000 al año, por lo que, cuando fui a Argentina, un viva la pepa. Que un programador hoy en día haga $150.000 al año desde Argentina es raro, es muy poca gente la que logra estos salarios, y lo digo como recruiter. Pero en 2015 no existía hacer ese tipo de montos.

Al final de 2014, la decisión era final: dejo Estados Unidos, me vuelvo a Argentina de manera permanente, eso pensé en ese momento. Aterricé en Ezeiza, y creo que desde Ezeiza a volver a estar con Vicky no pasaron 24 horas. Desde Ezeiza me fui a leer B&B, me bañé y me fui a ver a Vicky. Ya al día siguiente estábamos juntos, y esta vez éramos pareja y se acabó la conversación. Es la primera persona que quería ver, era uno de los grandes motivadores para que yo vuelva a Argentina.


Vida work and travel y exploración de producto

Fue una locura vivir en Argentina en 2015 con ese salario, y lo aproveché. Por dos años tuve esa vida work and travel, cobrar mucho, laburar relativamente poco. Cuando pasé a contractor dejé de ser aspirante a lead. Leaf era el mejor técnico, no le iba a ganar técnicamente ni en pedo, era un hiperproductivo, un crack, mucho mejor que yo en todo, excepto en una cosa: liderazgo. No era muy buen líder, le faltaba un poco. Yo podría haberme convertido en otro lead, y que haya dos leads, uno más técnico, otro para otro tipo de rol, y el equipo fue creciendo con el tiempo. Pero cuando empecé a ser remoto, esa opción desapareció. Dejé de tener ese potencial, era más un IC clásico, mi contribución era más concreta, y ya con todos los años en la empresa, los proyectos los hacía de taquito, eran muy fáciles para mí.

Esos dos años, de 2015 a 2016, me las pasé viajando. Me fui a Europa, a Alemania, estuve un rato, me fui a Estados Unidos, hacía como cuatro meses al año en Estados Unidos. Podía pagar todo, cobraba $12.000 por mes, como soltero o en pareja, pero sin chicos, sin gasto fijo. En 2016 fuimos con Vicky a Europa, consideré mudarme a Europa en algún momento, trabajar para Scribd pero remoto desde Europa, era un plan que consideré. En ese viaje me acompañó Vicky, fuimos a Baden-Baden, un área de Alemania del oeste muy linda, a ella le encanta todo lo que es Alemania, los árboles, los verdes, la arquitectura, que te griten en alemán, todo eso le encanta. Subimos por una colina y ella está mirando toda una ciudad alemana, europea, le encanta, me dice: "Qué hermoso que es", y yo medio como joda, me arrodillo como que le voy a hacer una propuesta de matrimonio en ese momento, y ella puso una cara de pánico, diciendo que si le proponía me iba a decir que no. Así que esta la cuento como otro rechazo, el tercer rechazo de Vicky.

Pasaron dos años de remoto, llené el chanchito de dólares y lo que pasa cuando estás trabajando remoto y tenés el chanchito lleno de dólares es que se te acaba el incentivo externo. Ya no trabajaba por plata, si quería comprarme algo me lo podía comprar, entonces ni la plata ni la satisfacción de un trabajo que no me exigía tanto era mucho, me empezó a aburrir el trabajo. Como no me llenaba de propósito, empecé a pensar qué podría ser un próximo paso.

Es realmente notable cobrar mucho, la gente no entiende que es un problema nuevo. Obviamente que cobrar mucha plata es muy bueno, pero hasta que no llegás a ese punto no entendés lo que te pasa cuando empezás a tener mucha guita. Te das cuenta, empezás a cuestionar el propósito de las cosas que hacés y por eso mucha gente que hace mucha plata abandona sus trabajos y se va a trabajos que cobran menos, eso es muy común. Por eso le digo a la gente que este sueñito del trabajo remoto tiene límites, porque eventualmente o hacés mucha plata y decís "ya no lo quiero hacer más" o no hacés plata y no te da progresión de carrera, entonces no es muy estable. Es parte de un kit, es parte de una carrera, pero tiene límites.

Vicky ya se había graduado, empezó a trabajar como corredora inmobiliaria, empezó a vender propiedades. Yo la empecé a ver cómo trabajaba y dije: "Estaría bueno hacer un producto para esto, para ver cómo funciona". Tenía mucha curiosidad de cómo trabajaba ella y veía cómo tasaba las propiedades y era re a dedo, el proceso de tasación de propiedades es un desastre. Dije: "Vamos a hacer una SaaS con la idea de que las inmobiliarias puedan tasar sus propiedades y cuando yo tenga a cambio consiga la información de qué propiedades están en venta o qué propiedades ven, y con esa información podría ver qué hago después". Esa era mi idea conceptual, un desastre, malísima la idea. Pero probé, quería un periodo de exploración también, así que 2017 fue más probar algo propio.

El 2017 fue un año de extremo optimismo en Argentina. Los pibes que son jóvenes no se acuerdan, especialmente los programadores que tienen 25 años, que vivieron la pandemia como el primer boom, no se acuerdan que en 2017 el optimismo era mucho mayor que el de ahora. La gente pensaba que éramos Suiza, estaban todos contentos, todos invirtiendo, todo remanija. La idea de hacer un proyecto local estaba buena, era atractiva en esos tiempos. Como pusieron las propiedades, los créditos hipotecarios, el momento de venta de propiedades iba a ir a la suba, entonces dije: "Voy a hacer un producto que funcione en este mercado". No funcionó el producto, es otra historia, es corta, no es tan interesante.

En 2017 noté algo. Venía cobrando en dólares hace años y vivía en el mismo lugar, en Olleros y 3 de Febrero, Belgrano, Cañitas, y era el mismo contrato de alquiler, la misma propiedad, y pasó de costarme $350 por mes a $650 por mes. Todos los familiares y amigos que tenían trabajos locales iban de vacaciones a Italia, Japón, Estados Unidos, todos viajando a lo loco. Ahí se me prendieron todas las alarmas y dije: "Esto no me cierra, este país se está volviendo más caro, no es tan bueno", ya lo he hablado en otros videos. Además, todo el mundo está viajando, esto tiene olor a apreciación cambiaria y a que en algún momento esto va para atrás y explota.

Le dije a Vicky que quería volver a Estados Unidos, le dije: "Esto no va para bien, este proyecto se termina, Reva se termina, para mí Argentina se viene en quilombo, vámonos". Yo quería trabajo en Estados Unidos, presencial, en persona, no quería nada remoto. En agosto de 2017 acepté una oferta en Circle Medical, una empresa de salud de Y Combinator, que me iba a hacer la visa. Segundos después de aceptar la oferta, le digo a Vicky: "Bueno, ahora sí nos toca casarnos". Y esta vez aceptó, aceptó casarse conmigo, pero por los papeles, no sabemos por qué, si me quería o no, era por los papeles.

En dos o tres semanas organizamos todo, fue una flash wedding, una shotgun wedding, estrenamos el Centro de Gestión Pública de Villa Urquiza, fuimos el segundo matrimonio de todo el edificio en el primer día que lo abrieron, y armamos un almuerzo de tres horas en un hotel, gastamos $1.100 para una boda de 40 personas, cortito, al pie, lo hicimos un feriado, todo se fue a una casa temprano, una boda espectacular. Por favor, un kudos a Vicky que hizo una boda barata, rápida, que no fue un sufrimiento, que no fue un constante estrés. Esa sí me la quiere cobrar, ella va a querer que nos casemos otra vez y que gaste una fortuna en el futuro, pero eso es problema para Gabriel del futuro. Yo ando tranquilo y celebro que mi boda haya sido rápida y barata.


Segunda etapa en Estados Unidos y Circle Medical

Nos fuimos a Estados Unidos, y esta vez era más un experimento para Vicky que para mí, porque yo ya sabía lo que se venía, yo quería que ella se adapte, la idea era ir para allá y adaptarse a la cultura americana y poder armar una vida allá. Por temas de visa, ella no podía trabajar inmediatamente, pero un poquito después sí. En ese periodo de adaptación, vemos, podría ser corredora en Estados Unidos, pero la verdad es que ella no disfrutó eso en Argentina, y en Estados Unidos menos todavía. Hay como un Remax allá, podría entrar, pero es distinto el negocio, el lenguaje te juega en contra, es un negocio que toma mucho tiempo armarse, y nosotros teníamos una situación un poco más de corto plazo.

Vicky se las arregló para conseguir trabajo, y voy a contar esto que me encanta. En la época de Kaya.gs mencioné que había Kickstarter, le conté de Kickstarter a Vicky, le mostré la plataforma, y se fascinó con un concepto: un café de gatos. Un café donde ibas a tomar un café y había gatos. Le encantó ese concepto, quería poner plata, yo le dije: "¿Estás loca? ¿Cómo vas a poner plata en un café de otro país que abre dentro de dos años?" Bueno, ese café es donde entró a trabajar. Vio el Kickstarter y dos años después dijo: "Yo voy a trabajar en un café", fue y se dedicó a cuidar gatitos y a hacer waffles. Estaba chocha. Hasta el día de hoy dice que el mejor trabajo que tuvo en la vida fue el de KitTea, porque estaba todo el tiempo rodeada de gatos, era tranquila, era cutie, era linda y la trataban bien.

Ella trabajaba a ocho cuadras de la oficina, así que iba a la oficina, a ocho cuadras del café. Yo trabajaba un poco más lejos, pero a veces iba caminando. Hicimos una rutina diaria: levantarnos, levantar un café en una esquinita, algo para llevar, la acompañaba hasta el trabajo, y yo seguía de largo, o a veces al revés, ella me acompañaba primero, si entraba más tarde, me acompañaba un poco más, y después volvía al café. Fue una época muy linda, todos los días nos pasábamos horas charlando, horas a la mañana, horas cuando volvíamos a la noche, y podíamos disfrutar la ciudad juntos. Cuando viví en San Francisco la primera vez, estaba muy orientado al trabajo, hice exploración, pero como soltero, y como pareja es distinto, vas de turista, hacés los caminitos, hacés otra cosa. Fue una época muy linda, de mucha conexión, de mucho cariño, de ver cómo ella exploraba vivir en otro país.

En Circle Medical me contrataron con un altísimo grado de irresponsabilidad, porque me contrataron para hacer un proyecto de frontend, y el proyecto era una cosa de dos semanas, y después no sabían qué darme, porque un founder se fue, un quilombo hicieron. Yo fui, miré y dije: "Chicos, este no es el problema, el problema que tienen es acá, ¿quién lo está trabajando? Nadie. Bueno, lo hago yo, lo agarro y lo hago yo, no me jodan más". Ahí me volví como un Product Engineer barra Operaciones barra Head of Quilombo.

Lo digo sin pelos en la lengua, lo he dicho en otros episodios del podcast: a esa empresa la salvé de la quiebra al menos 50 veces, porque o les conseguí más plata, o previne que los médicos cometan errores médicos, o previne que los médicos renuncien, un montón de cosas resolví con el tiempo, que a veces no eran de programación. La parte difícil no era la programación, sino armar el producto. Acá es donde más aprendí de producto y de cómo manejar una empresa. Esta cosa de que tenés quilombo constante, de que las cosas no andan, de que es difícil. En una empresa grande tenés una experiencia muy controlada, está todo andando, la plata está en el banco, vos estás bien, te generan esa seguridad, que real o ficticia es más real que ficticia. Pero en la empresa chica no hay tiempo, todo eso no está nada armado, entonces los quilombos los ves de una y decís: "Ah, se necesita cierto cuerito para sobrevivir esto". Realmente era innovar y trabajar todos los días y fue comer barro. Fueron cuatro años, trabajé cuatro años en Circle Medical, comer barro. Para cuando me fui, la empresa hacía dos palos de revenue anual, ahora están en 50 palos de revenue anual, es una cosa increíble, pero yo comí barro cuatro años. Dos veces la empresa no tenía plata para pagar el siguiente ciclo de salarios, dos veces estuvo al borde de la quiebra. En un momento les dije: "Bueno, necesitan plata, bájenme el sueldo y denme un toco de equity". Eventualmente lo aceptaron y pasé de cobrar $150.000, que cobraba lo mismo que en Scribd, a $75.000, pero con eso me dieron un 1% de la empresa en un año. Así que soy dueño de un lindo chunk de esta empresa.


Decisiones familiares y el embarazo

Nosotros estábamos en Estados Unidos, 2017, 2018. En 2018 Argentina explota con su crisis cambiaria, pero nosotros ya estábamos afuera, pensábamos en otra cosa, estaban todos revoloteando. Yo disfruté en los medios todo el quilombo, pero fue una linda época para Argentina y nosotros no estábamos preocupados por eso, estábamos preocupados por otra cosa: con Vicky estábamos hablando de tener nuestro primer hijo. Ya estábamos casados, nos conocíamos hace varios años y empezamos a hacer esa preparación: te educás, que vaya al médico, que se ponga en buen estado físico, que calmemos, cómo armamos la cuna, la dinámica. ¿Dónde va a nacer? ¿En Estados Unidos, en Argentina? En un momento dije: "No nos adelantemos a todo, porque no sabemos cuánto nos va a tardar en crear un embarazo. Por ahí estamos seis meses trabajando en esto". Empezamos a buscar y la búsqueda duró muy poco. En el primer intento Vicky quedó embarazada. Nunca me sentí más hombre que con esto, tremendo sniper rebalsando de testosterona. Ojo, ojo, me miran y quedan embarazadas las mujeres. Así de sencillo.

En marzo de 2019 ya sabíamos que se venía Luna. Llegamos a esa época y se me acaba la visa otra vez, porque tenía la J-1 que duraba 18 meses, pero esta vez tenía los años, la chapa, la experiencia, los contactos para sacar la O-1 o la H-1B. Nuestro plan era tener a Luna en Estados Unidos. Preguntando por argentinos, por un abogado, me recomiendan a Joshua Bratter, que hace poco le hago la cruz ahí en Twitter, y que le preparó el caso a gente como los Rauch, le hizo el caso a ellos. Me dijo que en un mes iba a salir la O-1. Nosotros estábamos en marzo o en febrero. Si salía la O-1, nos podíamos quedar en Estados Unidos. Teníamos que salir del país y volver a entrar, pero nos quedábamos en Estados Unidos.

Junté cartas de recomendación. De hecho, tengo una de Guillermo Rauch. Me había olvidado que me había dado una. Ex-CEO de Palm. Palm es una empresa, búsquenla, googleenla, pero gigante era. Gente de YC, de todos lados. Ya tenía todos los contactos. Pero pasó otra cosa en esa época: la administración de Trump. Trump puso barreras administrativas, las visas tardan mucho en resolverse. Entonces, la O-1, que en 2017 se procesaba en un mes o dos meses, a mí no se me procesó en seis meses. Yo no sabía que iban a tardar seis meses o más. El abogado tampoco sabía. Pero el abogado me decía: "No te preocupes, sale en un mes". Yo le digo: "Hagamos premium, aceleremos". Me dijo que no. El abogado no era muy responsive. Para mí le explotó todo el negocio a él. A mí me atendió muy mal. Fui con otro abogado que me hizo la H-1B. Metí la H-1B en la lotería, una en cinco de que salga, y la O-1 en cualquier momento salía.

En un momento se acabó la visa en Estados Unidos. Nos teníamos que ir. Nos vamos para Argentina. Trabajo remoto para Circle Medical. Estamos esperando a que salga la visa para volver. Yo tenía el departamento en San Francisco, estaba pagando el alquiler todos los meses y un Airbnb. No, estábamos en lo de la mamá de Vicky, viviendo acá ya. Las cosas del bebé estaban en San Francisco, acá no teníamos muebles, una incomodidad total. Con el abogado diciéndome toda la semana que la semana que viene salía.

Hubo un momento que se retrasó tanto el proceso. Todo el tiempo pensábamos que iba a salir, pero nos íbamos poniendo más nerviosos semana a semana. Vicky está como cinco meses, yo todavía pensaba que íbamos a irnos a vivir a Estados Unidos. Tenía la O-1, la H-1B, pensando que iban a salir. Principalmente pensaba que iba a ser la O-1. Yo quería irme de Circle Medical, ya llevaba cuatro años ahí, la empresa no estaba creciendo, me cansé de los mismos problemas, necesitaba actualizar, necesitaba mil cosas. Muy avisado en el laburo, le dije con un año de anticipación que si la empresa no crecía en el próximo año me iba a ir.

En agosto de 2019 me tomé un avión a Estados Unidos pensando en varias cosas: que cuando vuelva a Estados Unidos vamos a tener otra propiedad, no esa, porque no era muy baby friendly; que iba a cambiar de laburo; y que por esos tres o cuatro meses no iba a guardar las porquerías que teníamos de muebles en un storage, así que las tenía que vender. Acá pasaron dos de las semanas que para ese momento fueron las más estresantes de toda mi vida. Mi rutina diaria era: me despertaba a las 4 de la mañana y hacía ocho horas de laburo, de 4 a 12 en Circle Medical cumpliendo mis responsabilidades. Al mediodía me iba del departamento y me iba a hacer un onsite. En esa época prepandemia todavía era todo onsite, no era un call por video. Tenías que ir a una oficina y estabas entre tres y cuatro horas en una oficina donde te hacían todas las entrevistas. Si me acuerdo bien hice nueve seguidas. Traté de armar la lista de todas las que entrevisté: Brex, Triplebyte, Rubrik, Juniper Square, Mixpanel, Forge y alguna otra. Recibí ofertas de todas, excepto Brex. Me fue muy bien. Estuve con entrevistas una atrás de la otra, trabajando en la mañana. Pero además, cuando volvía de las entrevistas tenía que desalojar el departamento: empacar las cosas en cajas, ver lo que me llevaba a Argentina, lo que tiraba, lo que vendía.

En un momento apareció Antonia, una estudiante de la Universidad de San Francisco que me descubrió y se hizo la casa con mis muebles. Creo que se llevó un tercio de las cosas que tenía. No tenía un mango, la pobre nena, pero se llevó todo. Terminé aceptando la oferta de Juniper Square. Mirándolo para atrás, menos mal que no entré ahí, pero en ese momento pensé que era la mejor opción. Me fui para Argentina, ya con el departamento liberado, con una oferta en la mano y esperando a que salga la visa. Dije: "Juniper Square, hasta que no salga la visa no puedo empezar a trabajar con ustedes".

Pero no salía la O-1. No salía la O-1 y en un momento tuvimos que hablar con Vicky y decir: "Si no sale ni la O-1 ni la H-1B a tiempo, tenemos que poner un cutoff date y decir, listo. Cuando no salga la visa, nos quedamos en Argentina". Pusimos una fecha, no me acuerdo cuál fue, fue a los siete meses de Vicky o algo así. No llegaron ninguna de las dos visas a tiempo y tuvimos que quedarnos en Argentina. La visa salió al final, la H-1B salió dos o tres semanas después de nuestro cutoff date, no mucho después. Creo que cometimos varios errores con la visa, muy mal asesorados por el abogado inicial. No solo salió la H-1B, sino que después tuve que ir con Joshua Bratter y decirle: "Che, salió la H-1B, ahora hay que dar de baja la O-1". La dimos de baja. Ni me devolvió la plata el tipo, $12.000 me cobró por un servicio inexistente y mal asesorado.

Buscamos un alquiler temporal en Cañitas y nos fuimos acomodando en Argentina, esperando a Luna.


Cierre y reflexión

Creo que desde que vi a Vicky por primera vez en ese local de ropa en Belgrano, hasta ahora, vivimos un montón de cosas juntos. Pasamos de tener esa relación casual a una formal. Nos separamos, nos volvimos a juntar, viajamos juntos, tuvimos aventuras fáciles, nos fuimos a vivir afuera, cambiamos profesiones los dos. Ella pasó de corredora a trabajar en un café, a después hacer otras cosas. Yo también cambié de trabajos, de proyectos, de profesiones. Llegamos a vivir juntos en siete propiedades en todo este tiempo. Muchas veces empacar y tirar todas las cosas: las de San Francisco, las de 3 de Febrero, la de Mariano Hacha, que fue mi primera propiedad. Tiramos todo y empezamos otra vez un montón de veces.

Creo que desde el principio, si hubiésemos sabido todo lo que íbamos a pasar juntos, que nos íbamos a separar, enamorar, juntar, todo esto, no sé si nos hubiésemos animado a estar juntos. Vivimos una relación mes a mes, año a año. Empezamos la relación y nos fuimos conociendo, nos fuimos enamorando y nos fuimos amoldando el uno al otro. Con todas estas vivencias uno aprende y uno construye. Yo digo la frase que no nacimos para estar juntos, Vicky y yo. Nos hicimos para estar juntos. Nos fuimos amoldando. Nos creamos esta personalidad, esta relación, esta dinámica en la que no puedo tener una vida sin Vicky.

Pero creo que todas estas aventuras que pasamos, todas estas situaciones que vivimos, los rechazos, los casamientos, las mudanzas, lo mejor que jamás hicimos juntos, fuiste vos, Luna. Porque esta historia en realidad no es para Vicky. Esta historia la cuento para vos, para que sepas de dónde viniste, quiénes son tus padres, cómo fue toda la travesía para tenerte a vos, cuáles fueron nuestros planes. Para que sepas que para nosotros todas estas cosas son anecdóticas porque resultan realmente muy chicas e insignificantes frente a lo que fue tenerte a vos. Tenerte a vos, de haber sabido que te íbamos a tener, no hubiese aceptado ninguno de los rechazos de mi mujer, no hubiese tolerado la separación y hubiese estado muy contento de todas las cosas que iban a venir.

Tu nacimiento cambió todo. Cambió nuestra relación, nuestras reglas, nuestro proyecto de vida. Y la aventura no terminó acá porque muy pocos meses después de que vos naciste cambiarían los planes de todos, excepto los nuestros.

Espero que les haya gustado el episodio. Si les gustó el podcast, denle follow para saber de los nuevos episodios y síganme en Twitter en @Conanbatt.